Las Cortes Constituyentes del 28 de junio de 1931
El fin de la monarquía y la proclamación de la II República, consecuencia de los resultados de las elecciones municipales del 14 de abril de 1931, transformaron del panorama político español por completo. El Gobierno provisional manifestó su voluntad de que el futuro del país estuviera en manos de unas Cortes Constituyentes que otorgaran un marco jurídico al nuevo régimen, mediante la aprobación de una Constitución.
Para ello, convocó elecciones a Cortes para el 28 de junio. Un mes antes, había modificado la Ley electoral para “garantizar la pureza del sufragio” y entre dichas modificaciones, por primera vez en España se permitió a las mujeres optar a un escaño.
Aquel 28 de junio se celebraron las elecciones a Cortes Constituyentes, unos comicios que cambiaron significativamente, y por varias razones, la historia electoral española. El resultado dio, por una parte, una amplia mayoría a la conjunción republicano-socialista y, por otra, dos mujeres accedieron al Congreso.
De las pocas candidatas que los partidos políticos integraron en sus listas, solo resultaron elegidas dos: Clara Campoamor y Victoria Kent. Dos mujeres en un hemiciclo de casi 470 diputados que, sin embargo, jugaron un papel relevante en la elaboración de la Constitución -de hecho, Campoamor fue miembro de la ponencia constitucional, única mujer en nuestra historia que ha participado en la redacción de un proyecto de constitución- y en especial en el debate sobre el voto femenino, que enfrentó dialécticamente a estas dos mujeres.
La prensa durante el sufragio femenino
El tratamiento informativo que dio la prensa de aquella jornada electoral refleja cómo la participación de la mujer en la vida política seguía siendo un debate abierto: El mismo día de las elecciones, el domingo 28 de junio, los periódicos recogían informaciones diversas sobre los preparativos electorales, y sobre los posibles resultados.
Ahora publicaba un listado con todos “los candidatos que luchan por toda España y la significación política de cada uno”. De acuerdo con la publicación se presentaron: Dolores Ibárruri “La Pasionaria” (PCE) por Barcelona y Vizkaya; Victoria Kent (Radical Socialista) por Huesca, Huelva y Sevilla; Concepción Peña (Partido Republicano Democrático Federal) por Madrid; Concepción Alfaya (Radical Agrario) por Pontevedra; Ángeles Montesinos (PCE) por Sevilla; la “señorita” Clara Campoamor (Republicano) por Madrid provincia.
El Sol publicaba ese mismo día una breve noticia, donde exponía las opiniones de María Martínez Sierra, que “no comprendía por qué se niega el voto a la mujer”. Afirmaba, asimismo en declaraciones a la Agencia Febus, que “la política es labor de mujeres, porque la política consiste exclusivamente en olvidarse de uno mismo y no vivir más que para los demás”. María Martínez Sierra era el pseudónimo de la escritora María Lejárraga, que ocupó escaño por Granada tras las elecciones de 1933.
Ya el 29 de junio, el día posterior a los comicios, los periódicos se centraron en difundir los primeros avances sobre los resultados que se iban conociendo. El diario vespertino La Nación, titulaba en portada que la jornada electoral había transcurrido con absoluta normalidad, información que ilustraba con una fotografía de mujeres repartiendo propaganda electoral a los hombres que hacían cola para votar.
En dicho número La Nación, como también hicieron otros periódicos como La Voz, se difundió un anuncio publicitario donde un dibujo mostraba manos femeninas votando en una urna. Se trataba de una publicidad de Almacenes Simeón, que aseguraba que si las mujeres votasen, el triunfo unánime sería para ellos. Estos ejemplos muestran cómo el debate sobre el voto femenino estaba abierto e impregnaba diferentes ámbitos de la sociedad.
Ese mismo día, La Voz publicó una de las pocas fotografías de Clara Campoamor y Victoria Kent, que junto a Alejandro Lerroux y Francisco Largo Caballero, entre otros diputados electos, aparecían denominados como “algunos de los candidatos triunfantes”.
El recuento de los votos era más lento que en la actualidad, y los datos se fueron confirmando en las siguientes jornadas. Esta circunstancia unida a la relevancia de estos comicios mantuvo el interés de la prensa durante días.
Así, la edición de Ahora del 30 de junio abría con una fotografía de una mujer repartiendo propaganda electoral, “voceando a grito herido los nombres de los candidatos ante la puerta de un colegio electoral”. Ya en páginas interiores, un fotorreportaje mostraba la activa participación de las mujeres en la jornada electoral.
Los rostros de Campoamor y Kent eran cada vez más reconocibles a través de la prensa. ABC publicó fotografías de los diputados de la coalición “triunfante” en la provincia de Madrid y entre ellas las de las dos diputadas. La Voz difundió “nuevos datos electorales” de las provincias, noticia que ilustraba con caricaturas de algunos de los “triunfantes” por la provincia de Madrid, y entre ellas las efigies de Campoamor y Kent.
Este día, el interés informativo por los resultados electorales se repartió con el conocimiento del Anteproyecto de la Comisión jurídica para la nueva Constitución de España. Periódicos como El Heraldo de Madrid y otros periódicos publicaron íntegro dicho texto. Este Anteproyecto no recoge el derecho del voto para la mujer, pero ya se observan redacciones que muestran una nueva visión:
“Se reconoce, en principio, la igualdad de los dos sexos”. “Todos los españoles son admisibles a los empleos y cargos públicos, según su mérito y capacidad. El sexo no podrá constituir, en principio, excepción al ejercicio de este derecho, ni autorizar que por igual servicio desigualdad en la remuneración”. “El matrimonio, base de la familia, está bajo la salvaguardia especial del Estado. Se funda en la igualdad de derechos para ambos sexos”.
El 1 de julio se encuentran dos claros ejemplos de cómo la participación de la mujer en la política despertaba el interés social y periodístico. Ahora, el periódico de Manuel Chaves Nogales, dedicada una “croniquilla” a Victoria Kent, directora general de Prisiones y ya diputada electa. Decía que los funcionarios a su cargo estaban “muy fastidiados” porque al terminar de despachar con ella empleaban, por su sexo y estado, la fórmula: “¿Manda algo más la señorita?”, adquiriendo, decían, “un aire insoportable de criadas”.
Ese mismo número publicó a doble página un texto dedicado a “las mujeres en la alta política” (página 14), donde recorría las historias de las primeras mujeres políticas en países como Inglaterra, Bélgica o la URSS.
Si bien la prensa de la época no dedicó un artículo concreto a la elección de las primeras diputadas a Cortes, el análisis de los contenidos de aquellos días refleja que no solo la llegada de aquellas dos primeras mujeres al escaño era noticia, sino que la propia participación de la mujer en la política era un asunto mediático.