Esta galería recorre de parte a parte la planta principal del Palacio del Congreso y más de un siglo separan las dos fotografías que hoy mostramos. Este espacio, la ‘Galería del Orden del Día’, es uno de los que más ha cambiado a lo largo de los años. Ilustres políticos, cuyos pasos dejaron su huella en la historia parlamentaria, están hoy representados en esculturas. ¿Qué otros cambios puedes descubrir entre ambas fotografías?
Una de las variaciones que más nos llama la atención es la estructura de madera que recubre la puerta de acceso al Hemiciclo. Esas estructuras también se observan en imágenes de la época dentro del salón de sesiones, y hoy han desaparecido. Dos puertas de madera y cristal laterales de doble hoja sirven de entrada para sus señorías al Salón de Sesiones.
Otra de las diferencias más llamativas es el zócalo de las paredes. Unos azulejos de estilo arabesco hechos en la Fábrica La Moncloa recubrían los paramentos de esta galería a finales del siglo XIX. Esta decoración fue sustituida por estucos de color rojizo que imitan el mármol. El estuco está presente en la mayoría de las salas del palacio en muy ricos y diversos colores.
También a ambos lados de la galería encontramos bustos de parlamentarios ilustres: Melquíades Álvarez, Julián Besteiro y Antonio Cánovas del Castillo, a la izquierda; y Cristino Martos, Agustín Argüelles y Práxedes Mateo Sagasta, a la derecha, según se entra desde la puerta.
Ahora miramos arriba y abajo en las fotos. Si bien el suelo está alfombrado en las dos imágenes, los motivos decorativos de estos tapices son distintos. Lo mismo ocurre en los techos. La estructura abovedada es igual en ambas imágenes, pero parece observarse que la vidriera que recubre el lucernario de la parte central de la galería es diferente, como lo es, claramente, la lámpara que da luz a finales del siglo XIX, frente a la que ilumina este espacio en la actualidad.
La Galería del Orden del Día da entrada al Palacio desde el Patio de Floridablanca y desde él se accede tanto al Hemiciclo como al Salón de Pasos Perdidos y a los Escritorios. Es, por tanto, un espacio central de la arquitectura del edificio. Su nombre procede de las vitrinas (hoy también pantallas de televisión) en las que se puede consultar el conjunto de asuntos que se van a debatir en la sesión plenaria.
Foto: Antonio Cánovas del Castillo (Dálton Kâulak). Archivo del Congreso