Perderse entre las estanterías de la Biblioteca del Congreso de los Diputados podría ser el sueño de cualquier bibliófilo. Dentro de los muros del Palacio de las Cortes, en depósitos -que ya no solo se ubican bajo la Carrera de San Jerónimo, sino también fuera de ella e incluso, hoy en día, también en espacios digitales- reposan las más de 550.000 referencias que custodia la Biblioteca del Congreso.
Un fondo lleno de historias, ejemplares con personalidad única y tesoros por descubrir que pueden pasar desapercibidos entre la cotidianeidad de la vida parlamentaria.
Un poco de historia
Los orígenes de la Biblioteca parlamentaria se remontan a las Cortes de Cádiz, el primer parlamento moderno español, donde encontramos su antecedente directo la Biblioteca de Cortes: un espacio concebido para “proporcionar a los señores diputados los auxilios literarios que puedan necesitar”, tal y como recogen los diarios de sesiones de 1810.
La biblioteca, como las propias Cortes, tiene un carácter trashumante durante la primera mitad del siglo XIX y no llega a su ubicación definitiva hasta 1853. Ese año, ya en el recién inaugurado Palacio de la Carrera de San Jerónimo, se instala en un espacio de cuatro plantas en la esquina nordeste, única estancia de la sede que abarca toda la altura del edificio.
En estos más de dos siglos de historia, los miles de metros lineales de estantes del salón de lectura pronto se quedan escasos para albergar un fondo bibliográfico en constante crecimiento, que alcanza hoy la cifra de 550.000 ejemplares entre libros, revistas y recursos digitales.
¿Y cómo organizarlos? En un fondo antiguo y un fondo moderno. Si en este último destaca la mayor presencia de ejemplares en formato digital, en el antiguo reposan las ediciones anteriores a 1943: que ronda los 40.000 ejemplares y donde encontramos un fondo patrimonial. Este fondo lo componen incunables, libros raros y ediciones que cuentan con un valor especial.
Libro de Horas
Los pasajes y ricas ilustraciones de esta obra litúrgica manuscrita nos hacen viajar a través de la historia hasta el siglo XV. Se trata del Libro de Horas, un texto religioso característico de la Edad Media que recopila oficios y oraciones para los fieles y, que en sus inicios fue concebido, en versiones muy lujosas, para las élites política, religiosa y social de las sociedades estamentales medievales.
La edición que custodia la Biblioteca del Congreso, y que es uno de sus ejemplares más valiosos, está elaborada en vitela, un tipo de cuero procedente de la piel de terneros nonatos, un material considerado muy exclusivo en la época y que sirvió de soporte de obras de gran valor.
Además, este ejemplar tiene otra característica muy destacada. Se trata de un manuscrito iluminado decorado con hermosas filigranas y figuras y con detalles en oro y plata, detalles que hacían que cada ejemplar fuera una obra única y particular.
¿Qué es un manuscrito iluminado?
Es una obra creada a mano en la que el texto se acompaña de letras capitulares, filigranas, bordes y miniaturas que lo decoran.
Fausto de Goethe
Fausto es quizá la obra más conocida de Goethe y, por ello, la Biblioteca del Congreso alberga varios ejemplares de esta joya de la literatura universal. Parte de la personalidad de este volumen de 1878 se lo otorga la revisión y el prólogo de uno de los escritores españoles más destacados del siglo XIX y diputado en siete elecciones: Juan Valera.
Tras la profusa decoración de la portada de este volumen, además de contar la historia de cómo Fausto llega a un pacto con Mefistófeles para alcanzar el conocimiento infinito, las lujosas ilustraciones del pintor y escultor alemán August von Kreling acompañan la narración.
Este drama se compone de dos partes, la Primera parte de la tragedia fue publicada por primera vez en 1808. La Segunda parte de la tragedia data de 1832, año de la muerte del escritor, por lo que fue editada de forma póstuma. Hoy en día, este ejemplar está custodiado en el fondo patrimonial de la Biblioteca de la Cámara Baja.
¿Quién es Fausto?
Heinrich Faust es el protagonista de esta obra de Goethe. Un jóven estudioso que trata de adquirir todo el conocimiento disponible y que ante la imposibilidad de aprenderlo todo, recurre a la magia, haciendo un pacto con el diablo.
Cartografía de España de mediados del siglo XIX
¿Cuánto tiempo se tardaba en confeccionar un mapa en el siglo XIX? La Biblioteca del Congreso custodia una colección de 35 mapas encuadernados en forma de libro que se fueron publicando de forma continua durante casi tres décadas, entre 1840 y 1870 y que fueron elaborados por el ilustre militar, geógrafo e intelectual Francisco Coello y promovidos por Pascual Madoz, ministro de Hacienda en 1855.
Cada uno de los mapas es una obra de gran tamaño de forma rectangular que, desplegada, alcanza unas dimensiones de hasta ochenta centímetros por un lado por un metro diez por el otro. Las piezas que componen cada mapa fueron impresas y pegadas sobre tela, de forma que se podían plegar hasta alcanzar el tamaño normal de un libro, que se conserva dentro de un estuche.
Son ejemplares que muestran la orografía del lugar y un conjunto de información muy detallada sobre asuntos dispares. Así por ejemplo, en uno de los mapas dedicados a Madrid se incluían otras poblaciones, como Alcalá de Henares y Aranjuez, y datos curiosos relativos a la ganadería, al tipo de cereal recolectado, el número de iglesias, los señoríos… y otra mucha información.
Aunque forman parte de una colección, en el momento en el que fueron impresos no se trabajaba con modelos estandarizados, como ocurre a día de hoy, y por ello cada ejemplar es diferente en tamaño, están confeccionados en escalas distintas y la información disponible difiere de unos a otros. De hecho, ello responde en parte al curioso procedimiento que se siguió para adquirir los datos: más de mil personas fueron contactadas como apoyo logístico en el proceso de recopilación del contenido de los mapas.
Este Atlas de España y sus posesiones de Ultramar, que sirvió para conocer la realidad geográfica y económica de los territorios españoles, fue impulsada por Pascual Madoz, Su figura, a nivel documental, es de gran relevancia ya que no solo lideró la edición de los mapas, incluso desde su propia imprenta, sino que también fue autor de los dieciséis volúmenes del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar.
¿Quién fue Pascual Madoz?
El político liberal progresista fue ministro de Hacienda en 1855 y artífice del segundo gran proceso desamortizador de la historia española después del impulsado unos años antes por Juan Álvarez Mendizábal.
Ochenta ediciones de El Quijote
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…” es el famosísimo arranque de la obra cumbre de la literatura española y universal que nos transporta hasta el siglo XVII. Y que nos relata, de la mano de Miguel de Cervantes, las andanzas de El ingenioso hildalgo Don Quijote de la Mancha y de su fiel escudero Sancho Panza.
Por ello no es de extrañar que la Biblioteca custodie más de ochenta ediciones de esta obra tanto en su fondo antiguo como en su fondo moderno. De entre los valiosos ejemplares editados a partir del siglo XVII, destaca una edición en dos volúmenes, datada en 1735. Están encuadernadas en pergamino y decoradas con cuarenta y cuatro láminas ilustradas que constituyen una obra maestra, pero poco conocida, del grabador barroco, Diego de Obregón.
Este clásico es obra de obligada lectura hoy en día y aún llegan nuevos ejemplares a la biblioteca. En sus estantes es posible encontrar ediciones de esta pieza literaria en más de 25 lenguas, entre ellas, guaraní, chino, checo, coreano, persa o tailandés, así como en las lenguas cooficiales de España.
Esta colección de “Quijotes” es resultado de una iniciativa impulsada en 2017 con motivo del Día Internacional del Libro que atrajo las donaciones de ediciones cuidadas y lujosas regaladas por las embajadas de más de una treintena de países.