¡ Oiga desde su casa las Cortes!
Subimos a la tribuna de Prensa de las Cortes. Nos encontramos en los años 30 del pasado siglo. Desde lo alto del Salón de Sesiones ocupamos un asiento junto a otros colegas de profesión que están comenzando, tímidamente, a contar qué ocurre en el Parlamento. Desde dentro hacia fuera.
Los cronistas parlamentarios, profesión que surge en los albores del propio parlamentarismo, narran las sesiones plenarias en los diarios de la época y en las primeras emisiones de radio, un nuevo medio que comienza a despegar y que sumergiría al papel en un segundo plano.
La radio fue clave en el período de entreguerras, una etapa en la que este medio experimentó una gran expansión y desarrollo, tanto en avances tecnológicos como en lo que respecta a sus contenidos y desarrollo de recursos expresivos propios.
La estación pionera en España fue EAJ-1 Radio Barcelona, pero las primeras emisoras radiofónicas corrieron a cargo de Radio Ibérica Madrid, entre 1923 y 1924. Si bien, se considera que, dado a sus irregularidades en lo que a continuidad se refiere, el nacimiento de la radio en nuestro país se sitúa con Unión Radio, que se inauguró en 1925.
Esta emisora se convertiría en la primera cadena de radio española que, además, poco a poco iría transformando el panorama radiofónico en un monopolio que cambiaría con el estallido de la Guerra Civil en España.
Desde sus orígenes, la radio en España se había organizado sobre la base de la iniciativa privada, con emisoras que funcionaban mediante concesiones del Estado. En 1935, a través del Reglamento del Servicio Nacional de Radiodifusión, quedó establecido un sistema mixto: convivencia entre una red estatal y una red de concesiones del Estado, Unión Radio, cuya red abarcaba todo el territorio nacional.
En 1937 nace Radio Nacional en Salamanca, que toma como modelo las radios estatales de Alemania e Italia. También proliferaban las emisoras privadas como las EAJ, procedentes ya de 1924, la COPE y la SER, heredera esta última de Unión Radio.
Meses después del final de la Guerra Civil, Franco y Serrano Suñer consideraron que la Ley de Prensa de 1938 era insuficiente para el sistema radiofonista español. Por ello, publicaron la Orden del 6 de octubre de 1939 con la que proclamaban la censura previa para la radio y otorgaban el monopolio informativo a la radio estatal.
Ya a mediados de los 60 la radio en España desarrolla una etapa de máximo esplendor gracias a los espectáculos, concursos, asistencia del público a los estudios, discos y canciones dedicadas y el auge de los programas deportivos.
Con la implantación de la televisión, la radio se sumerge en una gran crisis que permanecerá hasta la democracia, cuando llega la plena libertad informativa.
La radio en esta etapa es un medio de comunicación cada vez más personalizado y la información se centra en los problemas próximos a la audiencia. Es una radio de noticias y compañía que busca también la especialización por audiencias para hacer frente a la competencia de la televisión.
Durante estos años las medidas legislativas en lo relativo a la prensa avanzaron, pero no hicieron desaparecer el “minifundismo” de la radio española. En 1966 existían 26 emisoras que emitían sólo en Onda Media, 89 que lo hacían únicamente en FM, y 150 que emitían tanto en AM como en FM.
A partir de los años 70, la radio sufre una importante transformación por la expansión de la Frecuencia Modulada.
Las primeras emisiones en estéreo son de Radio Nacional de España, en 1974. Además, en 1970 la radio pública pone en marcha una red comercial, con la inclusión de publicidad, de siete emisoras, bajo la denominación común de Radio Peninsular.
La emisora de FM de la Cadena SER se convierte en primer ejemplo de “radio-fórmula” de la radiodifusión española.
La evolución de los últimos años del franquismo permitió que la radio española llegara a la transición democrática con un grado de madurez y desarrollo más que suficiente para afrontar la nueva realidad y desempeñar en ella un papel destacado.
La Noche de los Transistores
Volvemos a la Tribuna de Prensa del Congreso de los Diputados. Son muchos más los periodistas que se encuentran en este espacio reservado para plumillas. Unos con libretas, otros con micrófono en mano. Estamos en plena Transición y esta estampa es la habitual en el Parlamento, especialmente cuando se celebran las sesiones plenarias.
Los cronistas de la Transición fueron el reflejo mismo del aperturismo informativo. Y la radio experimentó aquí su gran auge. El entretenimiento que se disfrazaba con radionovelas, concursos y música dio paso a la información política, tan necesaria tras la llegada de la liberalización de los medios privados y los primeros años de la democracia en nuestro país. La radio, pues, formaba e informaba a los españoles.
Las ondas recogían los grandes debates parlamentarios y narraron en esta época sesiones de investidura, la aprobación de nuestra Constitución y otras votaciones históricas con el ritmo vertiginoso y cercano que caracteriza tanto a la radio como a los profesionales de este medio.
Y llegó el 23 de febrero de 1981 y con él un intento de golpe de Estado que provocaría un punto de inflexión en nuestra historia más reciente. Ese día la radio se convirtió en el gran altavoz que narraba lo que sucedía en el Congreso de los Diputados. Y así lo hizo durante más de veinte horas dando origen a la Noche de los Transistores.

Sobre la Unidad Móvil de la SER, varios periodistas de la SER informan en directo. De izquierda a derecha: Rafael Luis Díaz, Antonio Jiménez, José María Alfageme (detrás, casi tapado, Fernando González), José María García y Paco Núñez. Archivo Documental de la SER.
Así, «gracias al trabajo de los periodistas, técnicos y responsables de la SER, que decidieron desviar esa señal hacia un destartalado estudio de grabación, la radio se convirtió esa noche en el medio de referencia», tal y como explica la propia cadena de radio: «No se podía emitir en directo lo que ocurría en el Hemiciclo pero esa señal de audio que Mariano Revilla dejó abierta con toda la intención, sirvió para que la radio viviera su noche más intensa en la madrugada del 23 al 24 de febrero de 1981: La Noche de los Transistores»
A partir de los 80 este medio de comunicación evoluciona, se digitaliza, se abaratan costes. Y en los últimos años del siglo 20 se produce un incremento exponencial de emisores, una concentración de cadenas y la integración de estas en grupos multimedia.
La radio reinventada
La estampa en la Tribuna de Prensa de la Cámara Baja continúa con periodistas curiosos que observan los movimientos y discursos de los parlamentarios. Pero hoy la libreta ha sido sustituida por la tableta y la grabadora por el móvil, herramientas que no solo sirven para escribir o contar qué sucede, si no también para poder observar las propias sesiones plenarias que el Congreso emite en directo a través de sus medios sociales.
Y es que con la llegada y la fase de maduración de internet aparecen también nuevas formas de comunicar y comunicarse. Las audiencias se fragmentan y los géneros – e incluso los medios – se diluyen. Sus barreras ya no son tan claras y ya no es tan necesario estar pendiente del reloj para llegar al boletín informativo de mediodía. Ahora podemos, bajo demanda, buscar el podcast del matinal que nos interesa o transmitir en directo desde cualquier punto. Ahora basta un micrófono para contar desde dentro o desde fuera lo que sucede.
Señala la UNESCO que, para la aparición del podcast, de la otra forma de hacer y ser radio, solo bastaron dos cambios: uno tecnológico y otro cultural. Así, y desde la llegada del nuevo siglo, este género ha evolucionado, adoptando múltiples formatos. Al igual que los periodistas, quienes maduraron su forma de trabajar adaptándola a la propia evolución de la tecnología.
Solo un elemento ha permanecido intacto en este viaje tecnológico: la fuerza de la voz, la gran protagonista de este medio de comunicación.