La conservación del patrimonio artístico en el lugar en que transcurre la vida parlamentaria

La conservación del patrimonio artístico en el lugar en que transcurre la vida parlamentaria

El Palacio de la Carrera de San Jerónimo atesora tras sus muros más de 170 años de historia política: sesiones, debates, actos institucionales, encuentros, actividad diplomática… Más de un siglo y medio que ha dejado su huella también en el patrimonio artístico que custodia. Cuadros, esculturas, tapices, mobiliario y objetos decorativos que decoran las estancias en las que transcurre la vida parlamentaria, que son sometidos a un cuidadoso proceso de conservación con el objetivo de que se mantenga en condiciones óptimas, ya que el Congreso es más que un museo: es la sede de la soberanía.

El responsable del Departamento de Patrimonio Histórico Artístico del Congreso de los Diputados, Luis Enrique Bertrán de Lis, nos cuenta cómo se programan y realizan los trabajos de cuidado y restauración de piezas de índole muy variada y el modo en que estos minuciosos trabajos se acompasa con los tiempos y los ritmos de una institución viva.

Bertrán de Lis: «Los procesos de conservación del patrimonio deben estar programados y al mismo tiempo tiene que haber cierta flexibilidad para adaptarse a la actividad parlamentaria de cada momento»  

Para ilustrar esta importante y constante tarea, las restauradoras y conservadoras Isabel Gallego y Diana Benavente nos explican con detalle cómo se acomete la restauración de piezas de extraordinario valor, como el Reloj Astronómico que da nombre a uno de los escritorios más célebres del Palacio, la gran puerta de uno de los edificios de ampliación del Congreso, que data de mediados del siglo XIX; o la imponente mesa de la Sala Sert.

La conservación de estas piezas es una tarea constante que requiere el esmero de quienes ven su profesión, nos cuenta la conservadora Cristina Picasso, como “una de las más bonitas del mundo. Lo disfrutamos así y nunca nos dejamos de sorprender de todos los rincones, recovecos y decoraciones que se conservan desde el año de la construcción de la obra o modificaciones posteriores hechas por los mejores artistas y de una calidad increíble”.

Limpieza de una lámpara de techo en el Salón de los Pasos Perdidos
dos operarios, manipulando una escultura de bronce en el Salón de los Pasos Perdidos
“Las Cámaras ayudan al Gobierno en su relación exterior, al crear lazos de amistad con países a nivel de poderes legislativos”.

“Las Cámaras ayudan al Gobierno en su relación exterior, al crear lazos de amistad con países a nivel de poderes legislativos”.

Uno de los papeles menos conocidos, y no por ello menos relevante, que ejercen las Cortes Generales es su rol en el ámbito internacional. Como explicamos en este post, el poder ejecutivo es quien dirige la política exterior, aunque el poder legislativo, las Cortes Generales, participa en su definición y en el control de su ejecución siguiendo con los mandatos que la propia Constitución le otorga.

Entre las actividades internacionales de las Cámaras, Congreso de los Diputados y Senado, destaca por su naturaleza la diplomacia parlamentaria como instrumento al servicio de los intereses del Estado pero también de la comunidad internacional.

Para hacer una aproximación al concepto de diplomacia parlamentaria, nos hemos citado con María López, directora de Relaciones Internacionales del Congreso de los Diputados, en la Sala Sert de la Cámara Baja, un espacio decorado con unas bellas sanguinas del pintor catalán Josep María Sert que representan a ciudades españolas como Sevilla, Salamanca o Madrid.

Conversamos en este singular espacio para conocer el concepto de diplomacia parlamentaria, su evolución en el contexto español así como en las herramientas a través de las cuales se ejerce esta “diplomacia especializada”.

El ejercicio directo de la política exterior por parte de los Parlamentos

En una primera aproximación a la definición de la diplomacia que ejerce el Parlamento, María López nos explica cómo en su sentido estricto comprende el “ejercicio directo de la política exterior” por parte del Parlamento y de los parlamentarios “a través de encuentros con actores de la escena internacional”.

Sin embargo, también abarca en un sentido amplio funciones parlamentarias tales como “la actividad de control de la política exterior del Gobierno”, la autorización de convenios y tratados internacionales e incluso “la aprobación de leyes que tienen un contenido con incidencia en la política exterior o internacional”.

La diplomacia parlamentaria en un sentido muy estricto es el ejercicio directo de la política exterior por parte del Parlamento, a través de distintos encuentros con actores de la escena internacional. Y se puede entender también en un sentido más amplio como la actividad internacional de las Cámaras, que comprende, por ejemplo, la actividad de control de la política exterior del Gobierno, o incluso la aprobación de leyes que tienen un contenido internacional, y también incluso en la función del Parlamento en la autorización de los tratados internacionales que la Constitución le atribuye”.

La propia forma en la que se ejerce esta diplomacia parlamentaria ha ido evolucionando. En estas últimas décadas “la entrada de las Cámaras en los ámbitos de diplomacia parlamentaria ha sido progresiva”: Más allá de la incorporación a las asambleas parlamentarias de los organismos internacionales de las que España forma parte, 1986 supuso un momento clave por la adhesión a las entonces Comunidades Europeas y por el rechazo de la salida de la OTAN en referéndum.

España comienza a tener un papel más relevante en política internacional, con una presencia es “más activa” en todo tipo de foros internacionales. Y en consonancia, el Congreso de los Diputados va especializando su diplomacia exterior en ámbitos de especial interés como son “el norte de África, los países del Mediterráneo y muy especialmente Iberoamérica, por la lengua común y los lazos culturales”, funcionando así como nexo, por ejemplo, entre la Unión Europea y los países iberoamericanos.

“La especialización de la diplomacia parlamentaria lleva a una multiplicación de la participación de las Cortes Generales en encuentros internacionales”

Otro momento destacado en la evolución de la diplomacia parlamentaria se produce en 2014 con la aprobación de la Ley de la Acción y del Servicio Exterior del Estado, que establece la unidad de la acción exterior del Estado, lo que exige una coordinación entre las Cortes Generales y el Gobierno.

Herramientas de la diplomacia parlamentaria

La labor de diplomacia parlamentaria se ejerce a través de un conjunto de herramientas específicas con un mayor o menor carácter formal que sirven de espacio de encuentro con otros parlamentarios y de foro para crear lazos que sirvan de base a la cooperación y al diálogo.

En primer lugar, tiene un papel destacado la participación a través de delegaciones permanentes en las asambleas parlamentarias de organismos internacionales. En concreto se trata de cinco asambleas parlamentarias en las que España, a través de sus delegaciones de entre ocho y doce diputados y senadores, participa de forma permanente: las asambleas parlamentarias del Consejo de Europa, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), de la OTAN -cuya sesión anual de 2022 se celebra en Madrid- de la Unión Interparlamentaria y de la Unión para el Mediterráneo.

Una segunda herramienta, con un mayor peso en estos últimos años, son los foros parlamentarios. Junto al foro parlamentario iberoamericano, de carácter multilateral e impulsado por España, se han creado foros bilaterales con Polonia, Portugal, México y Marruecos, que tienen carácter permanente y previos a la celebración de cumbres gubernamentales.

La actividad exterior de los órganos parlamentarios es también una herramienta de gran interés. La Presidencia del Congreso de los Diputados tiene un papel importante en la diplomacia parlamentaria, “porque a ella le corresponden los viajes de más alto nivel”.

“Mantiene encuentros con sus homólogos, a través de invitaciones mutuas, de acuerdo con el principio de reciprocidad. Participa en las Conferencias de Presidentes, entre las que destaca la Conferencia de Presidentes de Parlamentos de la Unión Europea. Además, la Presidencia del Congreso podría asistir en representación del Estado español a distintos foros como tomas de posesión o celebraciones especiales a los que acude, no como presidenta del Congreso, sino en representación como tercera autoridad del Estado”.
Asimismo, la Mesa de la Cámara y las comisiones parlamentarias participan en esta diplomacia parlamentaria a través de su asistencia a conferencias internacionales, su participación activa en los foros parlamentarios y también mediante reuniones y encuentros bilaterales.

En el ámbito de los órganos parlamentarios, dos comisiones cuentan con competencias concretas en el marco internacional: la Comisión de Asuntos Exteriores y la Comisión Mixta para la Unión Europea.

“La Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso tiene una función fundamental, el control de la política exterior del Gobierno, pero también celebra comparecencias de autoridades, de expertos… La aprobación de leyes con incidencia en política exterior, y una importante labor de diplomacia parlamentaria de visitas a otras Comisiones de Exteriores de otros Parlamentos”.

“La Comisión Mixta de Asuntos Europeos, compuesta de diputados y de senadores, tiene una relación especial con las instituciones europeas. Realizan los informes de subsidiariedad de las iniciativas europeas y participa cada semestre en la reunión de comisiones de Asuntos Europeos de todos los países de la Unión Europea, la COSAC, una conferencia internacional de la Unión Europea, que tiene una enorme importancia por su periodicidad y por los asuntos que se tratan, que son los principales asuntos de la política exterior de la Unión Europea”.

El valor de la diplomacia parlamentaria

La diplomacia parlamentaria tiene “una labor hasta cierto punto invisible”, que ayuda al Gobierno a mejorar su relación exterior, “al llegar a ámbitos a los que los gobiernos no llegan y al crear lazos de amistad con países a nivel de poderes legislativos”.  Resulta más sencillo porque se trata de encuentros “con un menor peso mediático y más distendidos”, que permiten “el conocimiento directo y personal de parlamentarios de distintos países”.

Con ello, se puede generar un cuerpo de contactos y de relaciones personales, muy útiles con ocasión de posibles conflictos específicos. Se fundamentan en un cuerpo de relaciones estables, independientemente de los cambios de Gobierno, ya que a pesar de que puedan no tener “la misma sintonía política a nivel gubernamental, sí se alcanza a nivel parlamentario”.

La 68ª Sesión Anual de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN en Madrid

La Asamblea Parlamentaria de la de la OTAN se organiza en España en 2022 por petición específica de las Cortes Generales, con motivo del 40 aniversario del ingreso de España en la OTAN. Es la segunda vez que se celebra en España, ya que Valencia la acogió en 2008.

La Asamblea Parlamentaria de la OTAN tiene dos sesiones, en primavera y otoño, siendo la sesión de otoño la más importante, en la que comparece el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ante los parlamentarios de los treinta países de la OTAN.

Entre sus objetivos, continuar con la agenda que se marcó en la cumbre gubernamental de junio, es decir la fijación del concepto estratégico y la autonomía estratégica en el área de Defensa.

El sábado y el domingo se celebran las reuniones de las comisiones política, de economía, de defensa y de la dimensión civil de la seguridad, así como del Grupo Especial del Mediterráneo y Oriente Medio.

Las resoluciones que se aprueben en el seno de estos órganos específicos se remiten a la sesión plenaria del lunes 21 de noviembre, que contará con una importante presencia gubernamental y parlamentaria, que “no quieren dejar pasar la ocasión de estar presentes en esta importante cumbre para España”.

Un trabajo semanal para garantizar la precisión horaria de decenas de relojes históricos

Un trabajo semanal para garantizar la precisión horaria de decenas de relojes históricos

Cada viernes Alberto Vélez acude al Congreso de los Diputados para poner a punto los relojes de la Cámara, auténticas joyas que custodian uno de los tesoros más preciados: el tiempo. Este relojero, también ingeniero “como complemento a mi profesión”, se encarga de su mantenimiento y, para ello, cada semana estudia, mima y cuida con cariño los más de 70 relojes que marcan el paso de las horas en los edificios parlamentarios.

“La colección del Congreso está compuesta por más de 70 piezas, muchas de ellas de la época del edificio, de mediados del siglo XIX”

En este ‘Así lo hacemos’ hemos acompañado a Alberto en su visita semanal para conocer de cerca cómo desarrolla un oficio que su familia lleva ejerciendo desde hace 60 años.

Con su estuche de herramientas en mano, Alberto observa las maquinarias de los relojes para revisarlas y repararlas, en su caso, y nos explica su mantenimiento habitual: “consiste en darles cuerda todos los viernes. Y cada dos o tres meses toca engrasar las zonas con más fricción”.

En momentos más especiales, como el cambio de hora, pone a punto las minutas de cada reloj:

“El cambio horario se hace dos veces al año. En octubre atraso y en primavera adelanto. Cuando hay que atrasar la hora, como no se puede dar en dirección contraria la marcha hay que dar once vueltas de minutero. En el caso de primavera simplemente avanzar como voy a hacer ahora dejándole sonar”

Siguiendo sus pasos por el Palacio de la Cámara Baja llegamos al Escritorio del Reloj. Ahí se encuentra la joya de la corona: el Reloj Astronómico de Alberto Billeter, “el más valioso y complejo de la colección de relojes del Congreso”.

Pero dentro de esta colección también se encuentran dos relojes muy importantes: el que está ubicado en la Sala de la Reina, que fue el reloj del Hemiciclo y cuya esfera es del tamaño de una rueda de un camión, y el de la zona de Presidencia tal y como nos contó Daniel Barquero, presidente del Museo Internacional de Alta Relojería de Bolsillo.

No queremos desvelaros más detalles así que os animamos a comprobarlo por vosotros mismos.

Tres siglos de artesanía, ciencia y técnica al ritmo de los relojes del Congreso

Tres siglos de artesanía, ciencia y técnica al ritmo de los relojes del Congreso

Más que objetos decorativos, los relojes son esos elementos presentes en cada estancia de los edificios parlamentarios, en unos casos con gran presencia y en otros prácticamente inadvertidos, silenciosos o con llamativas sonerías. Elementos imprescindibles para saber el momento exacto de inicio y fin de las reuniones, controlar la duración de las intervenciones y, aún hoy, servir de referencia para hacer constar las horas y los minutos en los diarios de sesiones.

Los relojes del Congreso son punto de encuentro del trabajo de relojeros, ebanistas, joyeros, constructores de esferas y de agujas. Conocer sus detalles nos permite realizar un recorrido por la historia de nuestro país, percibir la evolución de los propios usos y costumbres parlamentarios y ser testigos del modo en el que, a lo largo de más de tres siglos, se han conjugado  arte, ciencia, técnica y sabiduría relojera.

 

Nos lo cuenta José Daniel Barquero, presidente del Museo Internacional de Alta Relojería de Bolsillo y el autor del libro ‘Los relojes del Congreso’, obra en la que nos explica detalladamente la colección de relojes que conserva la Cámara Baja y que se conforma como “la colección más representativa de relojería de España”.

En este post recorremos de su mano y al ritmo de las agujas del minutero esta colección en la que encontramos relojes de los siglos XVIII, XIX y del XX, de cuerda, de sobremesa, realizados por maestros premiados por encontrar la precisión horaria e incluso relojeros espías que se llegaron a infiltrar en los lobbies del Congreso.

Primera parada: el reloj astronómico

En el Escritorio del Reloj del Palacio de la Carrera de San Jerónimo, una de las paradas, junto al Salón de Sesiones, más apreciadas por quienes visitan el Congreso de los Diputados, nos detenemos ante  un gran reloj de péndulo con caja de caoba construido en 1857. Se trata del reloj astronómico, “una de las piezas más emblemáticas del maestro relojero Alberto Billeter.

“Este reloj es punto de encuentro de la ciencia al más alto nivel”

En la llamativa esfera de su cuerpo superior queda representada la posición de la Tierra, la Luna y el Sol. El reloj astronómico señala además la estación en la que nos encontramos y la situación de los planetas.

Su cuerpo central está formado por múltiples esferas, en las que se informa de la hora en 20 meridianos, se muestra un “calendario perpetuo” y se registran datos como la temperatura y la humedad.

Una curiosidad: los signos zodiacales aparecen alrededor de la gran esfera central en cristal traslúcido que en su día, cuando aún funcionaba la corriente eléctrica de 125 para la que se preparó esta maquinaria, se iluminaba produciendo un efecto de luz azul cobalto.

Esfera del Reloj Astronómico

 

La maquinaria de este reloj está alojada en una gran caja tallada en madera de palo santo y profusamente decorada con incrustaciones de nácar y metales, fruto del trabajo del ebanista Moragas.

Los relojes de la Sala Rosa y del Hemiciclo

Uno de los relojes más antiguos que custodia el Congreso “es un reloj joya de la saga de maestros relojeros Le Roy ubicados en París”.

Este reloj representa el cuerno de la abundancia y está provisto de una esfera en esmalte sobre cobre convexo con enumeración romana.

En origen, simulaba un reloj producido en un gran bloque de oro, un llamativo efecto que se conseguía, nos explica José Daniel Barquero, pavonándolo con una amalgama compuesta de oro molido con mercurio. Un compuesto que, “al ponerse a altas temperaturas, evaporaba el mercurio y quedaba el oro impregnado simulando un lingote de oro”, nos explica José Daniel.

Estas emanaciones de mercurio provocaban graves daños a quienes trabajaban esta técnica, que solían morir muy jóvenes, motivo por el que llegó a creerse que el oficio de relojero era una profesión maldita.

Pero este no es el único reloj francés que conserva el Congreso. De hecho, en la Dirección de Estudios y Publicaciones de la Cámara nos encontramos con otro reloj de sobremesa que homenajea al león Hipómenes, felino que, junto a su pareja, Atalanta, protagoniza una trágica historia de la mitología griega.

Continuando el camino de José Daniel llegamos a la Sala de la Reina, donde podemos admirar el antiguo reloj del Hemiciclo. Se trata del reloj French Royal Exchange. Está lacado en blanco, tiene un péndulo en latón dorado e interpreta su sonería a horas y a medias.

Su esfera muestra una enumeración romana en esmalte negro. Si observamos los números podemos comprobar que el número cuatro ha sido dispuesto en este reloj con cuatro barras (IIII) en lugar de ser representado con una y una v (IV), la forma natural del cuatro en números romanos. Esta forma de representar la cifra no es casual, nos explica Daniel.

“Nos permite ver la hora sin temor a equivocarse, ya que, si la minutero tapara la barra que está delante del número cinco, el de la V, la gente podría pensar que son las cinco de la tarde, cuando en vez son las cuatro”.

Además, representarlo con cuatro barras facilita su comprensión ya que se lee igual tanto de derecha a izquierda como de arriba abajo.

En Europa “pocos relojes hay de madera de pared de este tamaño tan descomunal. Su esfera es del tamaño de la rueda de un reloj”. Su gran tamaño responde a la necesidad de que fuese visto desde cualquier escaño del Hemiciclo.

De hecho, es el primer reloj del que se tiene constancia documentada, a través de grabados y de los inicios de la fotografía, el que aparece este reloj perfectamente encastado en el Hemiciclo, siendo testigo mudo de la historia política de España.

Salón de Sesiones del Congreso de los Diputados

Este reloj fue sustituido por el reloj Jacob Kienzle, adquirido por el Congreso de los Diputados y que fue diseñado en los años 70 del pasado siglo para tener una hora “precisa y exacta”, precisión horaria que a través del cuarzo se conseguía sin necesidad de dar cuerda al reloj y con una autonomía de cuatro, cinco meses.

El diseño de la esfera se realizó en blanco para mejorar el contraste y asegurar una buena visibilidad prácticamente desde todo el arco del Salón de Sesiones. Situado en el centro del Hemiciclo, a los pies de la tribuna de honor situada frente a la Presidencia, este reloj ha sido y sigue siendo testigo y guía de los debates y sesiones solemnes que acoge la sede de las Cortes Generales.

 

Un espía en el Congreso

Carlos Coppel llegó a Madrid como un afamado relojero de origen alemán. Tenía en la capital una importante relojería para la que desarrolló una inteligente campaña publicitaria en la prensa de la época que le permitió cosechar la fama que requería acometer sus proyectos. Consiguió así ganarse la confianza del clero y la nobleza, haciendo de las familias de la alta sociedad sus principales clientes.

Anuncio en un periódico de los relojes de Coppel

Pero detrás de este relojero hay también una historia de espías. Y es que Coppel fue espía del segundo Reich alemán. Una vez que lograba vender e instalar sus relojes, y con la excusa de realizar periódicamente su mantenimiento, se introdujo en domicilios y palacios, también en el Congreso de los Diputados, no explica José Daniel.

El recorrido por los relojes del Congreso lo terminamos en el Salón de Pasos, donde descubrimos otro importante reloj del siglo XX de Jacob Kienzle. Tuvo otros antecesores que funcionaban a cuerda, pero dada la complejidad y peligrosidad de realizar esta acción prácticamente a diario, por la gran altura de la puerta sobre la que está instalado, se decidió sustituirlo por otro, también de cuarzo, del mismo maestro relojero que firma el del Hemiciclo.

Los ritmos de la Cámara Baja, sus idas y venidas, y la vida e historia parlamentaria han estado, están y estarán bailando al son de esta valiosa colección de relojes que hoy hemos conocido un poco más gracias a José Daniel. Os invitamos a descubrirla.

El libro ‘Los relojes del Congreso

Jose Daniel
Barquero Cabrero

2021, 569 págs.
(Tapa dura)

ISBN:
978-84-7943-558-5

Los relojes del Congreso de los Diputados’ detalla de forma minuciosa los orígenes, el funcionamiento y la belleza de los relojes adquiridos por el Parlamento a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX.

En el prólogo de la obra su autor destaca como misión fundamental de la misma “la difusión del conocimiento artístico de los relojes del Congreso y por supuesto un compromiso con la cultura el arte y las antigüedades de nuestro propio patrimonio y país.”

“Es mi deseo el poder plasmar con exactitud, una acción tan simple como lo es la de mirar el reloj mientras andas por el Congreso y consultar su hora en sus numerosas estancias, es tan aparente y trivial y es tan repetida, pero que, sin embargo, nos impone la conciencia sobre el ritmo de nuestra propia existencia. Todo ello, fruto de un largo trayecto repleto de investigaciones, cálculos y capacidad científica y creativa en la que han participado antes de darnos esa hora distintas ciencias e investigadores a lo largo de la historia”.

El libro se inicia presentando, de forma cronológica, las fichas de cada reloj, dotadas de las características técnicas en cuanto a su historia, autoría, maquinaria, tipo de esferas y agujas, entre otros aspectos.

Además, la obra muestra numerosas fotografías que no solo permiten contemplar cada pieza relojera, sino también los lugares en los que estas joyas se conservan: despachos, salas y pasillos del Congreso que, ya en sí mismos, son estancias con mucha historia y valor artístico.

‘Los relojes del Congreso de los Diputados’, con una introducción redactada por la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, es, en definitiva, un análisis documental de la Ciencia Relojera y la medición del tiempo, necesidad que existe “desde que se tiene constancia por parte del ser humano de la importancia del mismo”.

“Estamos focalizados en la conciliación y la corresponsabilidad” en el marco de la igualdad

“Estamos focalizados en la conciliación y la corresponsabilidad” en el marco de la igualdad

La igualdad entre hombres y mujeres y la eliminación de todo tipo de discriminación por razón de género es un objetivo por el que trabajar todos los días.

No obstante, el 8 de marzo visibiliza este compromiso, una fecha que ya fue declarada en 1975 por Naciones Unidas y que responde “a una efeméride que tuvo lugar en 1857 en plena Revolución Industrial” tras la “reivindicación de las mujeres de Nueva York por unos horarios más racionales”, explica Sara Sieira, jefa del Departamento de Igualdad, Prevención y Salud Laboral del Congreso de los Diputados.

La  también letrada de la Cámara nos explica cómo el Parlamento se suma a estos actos que tienen por finalidad conseguir “la igualdad real y efectiva de la mujer en el mundo profesional”.

Y para ello, las Cámaras cuentan con el Plan de Igualdad de las Cortes Generales, que nació hace ya dos años con un claro objetivo: “la igualdad de hombres y mujeres, de todos los compañeros y compañeras que conformamos la administración parlamentaria”.

Este Plan, explica Sieira, tiene, además de unos objetivos claros y concisos, “un mecanismo de control”, una comisión de seguimiento que analiza e informa sobre cómo se van cumpliendo los indicadores del Plan de Igualdad.

De acuerdo con el primer informe anual, un 30% de los indicadores ya se han cumplido. “Es un tercio lo que se ha conseguido en el primer año de vigencia del plan y, actualmente, en este segundo año de vigencia, podemos asegurar que hemos conseguido cosas muy importantes”. “Estamos focalizándonos sobre todo en la cuestión de la conciliación y la corresponsabilidad”.

En este vídeo, la responsable del departamento de Igualdad del Congreso nos detalla también otros aspectos del Plan, como el protocolo de protección a las víctimas de violencia de género, acoso sexual o laboral así como los retos que se deben afrontar.

Sara Sieira Jefa del Departamento de Igualdad del Congreso
Cambio y corto

Cambio y corto

¡ Oiga desde su casa las Cortes!

Subimos a la tribuna de Prensa de las Cortes. Nos encontramos en los años 30 del pasado siglo. Desde lo alto del Salón de Sesiones ocupamos un asiento junto a otros colegas de profesión que están comenzando, tímidamente, a contar qué ocurre en el Parlamento. Desde dentro hacia fuera.

Los cronistas parlamentarios, profesión que surge en los albores del propio parlamentarismo, narran las sesiones plenarias en los diarios de la época y en las primeras emisiones de radio, un nuevo medio que comienza a despegar y que sumergiría al papel en un segundo plano.

La radio fue clave en el período de entreguerras, una etapa en la que este medio experimentó una gran expansión y desarrollo, tanto en avances tecnológicos como en lo que respecta a sus contenidos y desarrollo de recursos expresivos propios.

La estación pionera en España fue EAJ-1 Radio Barcelona, pero las primeras emisoras radiofónicas corrieron a cargo de Radio Ibérica Madrid, entre 1923 y 1924. Si bien, se considera que, dado a sus irregularidades en lo que a continuidad se refiere, el nacimiento de la radio en nuestro país se sitúa con Unión Radio, que se inauguró en 1925.

Esta emisora se convertiría en la primera cadena de radio española que, además, poco a poco iría transformando el panorama radiofónico en un monopolio que cambiaría con el estallido de la Guerra Civil en España.

Desde sus orígenes, la radio en España se había organizado sobre la base de la iniciativa privada, con emisoras que funcionaban mediante concesiones del Estado. En 1935, a través del Reglamento del Servicio Nacional de Radiodifusión, quedó establecido un sistema mixto: convivencia entre una red estatal y una red de concesiones del Estado, Unión Radio, cuya red abarcaba todo el territorio nacional.

En 1937 nace Radio Nacional en Salamanca, que toma como modelo las radios estatales de Alemania e Italia. También proliferaban las emisoras privadas como las EAJ, procedentes ya de 1924, la COPE y la SER, heredera esta última de Unión Radio.

Meses después del final de la Guerra Civil, Franco y Serrano Suñer consideraron que la Ley de Prensa de 1938 era insuficiente para el sistema radiofonista español. Por ello, publicaron la Orden del 6 de octubre de 1939 con la que proclamaban la censura previa para la radio y otorgaban el monopolio informativo a la radio estatal.

Ya a mediados de los 60 la radio en España desarrolla una etapa de máximo esplendor gracias a los espectáculos, concursos, asistencia del público a los estudios, discos y canciones dedicadas y el auge de los programas deportivos.

Con la implantación de la televisión, la radio se sumerge en una gran crisis que permanecerá hasta la democracia, cuando llega la plena libertad informativa.

La radio en esta etapa es un medio de comunicación cada vez más personalizado y la información se centra en los problemas próximos a la audiencia. Es una radio de noticias y compañía que busca también la especialización por audiencias para hacer frente a la competencia de la televisión.

Durante estos años las medidas legislativas en lo relativo a la prensa avanzaron, pero no hicieron desaparecer el “minifundismo” de la radio española. En 1966 existían 26 emisoras que emitían sólo en Onda Media, 89 que lo hacían únicamente en FM, y 150 que emitían tanto en AM como en FM.

A partir de los años 70, la radio sufre una importante transformación por la expansión de la Frecuencia Modulada.

Las primeras emisiones en estéreo son de Radio Nacional de España, en 1974. Además, en 1970 la radio pública pone en marcha una red comercial, con la inclusión de publicidad, de siete emisoras, bajo la denominación común de Radio Peninsular.

La emisora de FM de la Cadena SER se convierte en primer ejemplo de “radio-fórmula” de la radiodifusión española.

La evolución de los últimos años del franquismo permitió que la radio española llegara a la transición democrática con un grado de madurez y desarrollo más que suficiente para afrontar la nueva realidad y desempeñar en ella un papel destacado.

La Noche de los Transistores

Volvemos a la Tribuna de Prensa del Congreso de los Diputados. Son muchos más los periodistas que se encuentran en este espacio reservado para plumillas. Unos con libretas, otros con micrófono en mano. Estamos en plena Transición y esta estampa es la habitual en el Parlamento, especialmente cuando se celebran las sesiones plenarias.

Los cronistas de la Transición fueron el reflejo mismo del aperturismo informativo. Y la radio experimentó aquí su gran auge. El entretenimiento que se disfrazaba con radionovelas, concursos y música dio paso a la información política, tan necesaria tras la llegada de la liberalización de los medios privados y los primeros años de la democracia en nuestro país.  La radio, pues, formaba e informaba a los españoles.

Las ondas recogían los grandes debates parlamentarios y narraron en esta época sesiones de investidura, la aprobación de nuestra Constitución y otras votaciones históricas con el ritmo vertiginoso y cercano que caracteriza tanto a la radio como a los profesionales de este medio.

Y llegó el 23 de febrero de 1981 y con él un intento de golpe de Estado que provocaría un punto de inflexión en nuestra historia más reciente. Ese día la radio se convirtió en el gran altavoz que narraba lo que sucedía en el Congreso de los Diputados. Y así lo hizo durante más de veinte horas dando origen a la Noche de los Transistores.

El equipo de informadores de La SER durante el intento de golpe de Estado

Sobre la Unidad Móvil de la SER, varios periodistas de la SER informan en directo. De izquierda a derecha: Rafael Luis Díaz, Antonio Jiménez, José María Alfageme (detrás, casi tapado, Fernando González), José María García y Paco Núñez. Archivo Documental de la SER.

Así, «gracias al trabajo de los periodistas, técnicos y responsables de la SER, que decidieron desviar esa señal hacia un destartalado estudio de grabación, la radio se convirtió esa noche en el medio de referencia», tal y como explica la propia cadena de radio: «No se podía emitir en directo lo que ocurría en el Hemiciclo pero esa señal de audio que Mariano Revilla dejó abierta con toda la intención, sirvió para que la radio viviera su noche más intensa en la madrugada del 23 al 24 de febrero de 1981: La Noche de los Transistores»

A partir de los 80 este medio de comunicación evoluciona, se digitaliza, se abaratan costes. Y en los últimos años del siglo 20 se produce un incremento exponencial de emisores, una concentración de cadenas y la integración de estas en grupos multimedia.

La radio reinventada    

La estampa en la Tribuna de Prensa de la Cámara Baja continúa con periodistas curiosos que observan los movimientos y discursos de los parlamentarios. Pero hoy la libreta ha sido sustituida por la tableta y la grabadora por el móvil, herramientas que no solo sirven para escribir o contar qué sucede, si no también para poder observar las propias sesiones plenarias que el Congreso emite en directo a través de sus medios sociales.

Y es que con la llegada y la fase de maduración de internet aparecen también nuevas formas de comunicar y comunicarse. Las audiencias se fragmentan y los géneros – e incluso los medios – se diluyen. Sus barreras ya no son tan claras y ya no es tan necesario estar pendiente del reloj para llegar al boletín informativo de mediodía. Ahora podemos, bajo demanda, buscar el podcast del matinal que nos interesa o transmitir en directo desde cualquier punto. Ahora basta un micrófono para contar desde dentro o desde fuera lo que sucede.

Señala la UNESCO que, para la aparición del podcast, de la otra forma de hacer y ser radio, solo bastaron dos cambios: uno tecnológico y otro cultural. Así, y desde la llegada del nuevo siglo, este género ha evolucionado, adoptando múltiples formatos. Al igual que los periodistas, quienes maduraron su forma de trabajar adaptándola a la propia evolución de la tecnología.

Solo un elemento ha permanecido intacto en este viaje tecnológico: la fuerza de la voz, la gran protagonista de este medio de comunicación.