El Palacio del Congreso es historia viva de España. Muchos de los detalles y datos de sus más de 170 años de historia son bien conocidos. En este post nos detendremos en los que no lo son tanto.
Que Isabel II estrenó su mayoría de edad con el acto público en el que se puso la primera piedra del Palacio del Congreso … que fue inaugurado con gran festejo en 1850 tras siete años de obras… que se ubica en el solar del Convento del Espíritu Santo, antigua sede de Cortes… o que antes que los Leones dos farolas iluminaban el pórtico son ejemplos de estas curiosidades que quizás hayas oído o leído en alguna ocasión, pero en esta ocasión iremos más allá.
Vamos a detenernos en algunas de esas otras anécdotas o detalles de la mano del jefe del Departamento de Patrimonio Histórico de la Cámara Baja, Luis Enrique Bertrán de Lis, que, como él mismo explicaba en el marco de las Jornadas de Puertas Abiertas celebradas en 2022, “efectivamente no son muy conocidas”.
1. El Palacio del Congreso a través del espejo
¿Sabías que los espejos del Palacio del Congreso son originales? Cuando hoy observamos el reflejo que proyecta de nosotros cualquiera de ellos podemos tener la certeza de que ese mismo cristal algún día devolvió la imagen de los protagonistas de la historia parlamentaria española. Figuras políticas como Prim, Castelar, Cánovas, Sagasta o Dato, que se asomaron a ellos como ahora, en pleno siglo XXI, lo hacemos nosotros.
Esta realidad responde a un criterio asentado que rige sus procesos de restauración. Los países del sur de Europa comparten el objetivo de producir “el mínimo impacto, para conservar la mayor parte del original”. Esa es la razón de que todos los espejos del palacio sean los mismos desde 1850. “Tan solo se restaura el marco dorado que, a veces, debido a la limpieza, va perdiendo su brillo, pero el espejo continúa tal como estaba”.
Este ejemplo define lo que es el Congreso: historia de España, prácticamente un museo, un espacio vivo que sigue acogiendo la vida parlamentaria. Esta doble condición -artística y política- está en el origen de buena parte de estas curiosidades.
2. Un debate académico ¿Qué representar en el frontispicio del Palacio?
En arte y en arquitectura hay pocas decisiones que se dejen al azar. Cada figura y cada detalle se estudian y se proyectan casi al milímetro, y en no pocas ocasiones la elección de uno u otro camino provoca discrepancias. Así ocurrió en el momento de decidir qué representar en las figuras escultóricas del frontispicio del Palacio. El programa iconográfico que adorna el Palacio del Congreso es dirigido y supervisado por los expertos de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando, instituciones que centralizan el programa artístico del país en el XIX.
La idea de las Reales Academias es, por una parte, representar la historia del parlamentarismo en España, con referencias al compromiso de Caspe o a la elección por las Cortes de Aragón del rey Fernando IV y, por otra, legitimar a la reina Isabel II como jefa del Estado frente a las aspiraciones carlistas. Por ello, defienden que en el centro del conjunto escultórico se sitúe la figura de la monarca dando la Constitución al pueblo.
El arquitecto que dirige las obras, Narciso Pascual y Colomer, y el escultor Ponciano Ponzano, discrepan y proponen una figura alegórica atemporal, con la idea de asegurar la permanencia de su obra y evitar el riesgo de ulteriores cambios para adaptar el frontispicio a nuevos reinados o formas de Estado. La idea de las alegorías es la que finalmente se impone, y el paso del tiempo les dará la razón, ya que durante la II República se eliminan los símbolos monárquicos, lo que podría haber afectado al conjunto escultórico del Palacio de las Cortes.
3. Los Comuneros de Castilla en el Vestíbulo de la Reina Isabel II
Desde finales del siglo XIX y hasta el año 1983, el Vestíbulo de la Reina, al que se accede a través de la entrada principal del Palacio del Congreso, se emplea como cafetería . Este uso da pie a contar otra anécdota, relacionada con una conocida obra que, en su momento, adornaba este espacio.
Como se aprecia en la fotografía que acompaña, sobre la parte interior de la Puerta de los Leones colgaba el cuadro ‘Los Comuneros de Castilla’ (1860), obra de Antonio Gisbert. Esta obra, que representa la decapitación de Bravo, Padilla y Maldonado, es objeto de debates parlamentarios. Más allá de discutir, en sesión plenaria, si el cuadro merecía la medalla de oro de Bellas Artes, varios diputados solicitan en 1911 su traslado a otra estancia, argumentando que no ofrece una visión agradable mientras se come.
A principios de los años ochenta del siglo XX, ya en la segunda legislatura de nuestro periodo constitucional, el Vestíbulo deja de ser cafetería, que pasa a ubicarse en una estancia detrás del Hemiciclo, para recuperar su uso original. Desde entonces, este espacio acoge piezas ornamentales muy significativas, como la mesa donde se dice se firmó la Constitución de Cádiz de 1812 o la escultura en mármol de la Reina Isabel II.
4. ¿Dónde colocar un Salón de los Pasos Perdidos?
La distribución espacial del Palacio del Congreso podría haber sido muy distinta a la que conocemos. Su arquitecto, Pascual y Colomer plantea, en su diseño original, ubicar el Salón de Conferencias, conocido como Salón de los Pasos Perdidos, detrás del Hemiciclo, siguiendo el estilo neoclásico, y no frente al Salón de Sesiones, como finalmente se establece.
De haber prosperado la idea originaria, hoy se accedería directamente al Hemiciclo, y el Salón de Pasos Perdidos habría sido una “sala de reflexión”, en la parte posterior. Según el arquitecto Pedro Navascués, Colomer organizó su primer proyecto con la secuencia «portada principal-vestíbulo-salón de sesiones», situando la sala de conferencias detrás del salón «y no como hoy la vemos».
5. Un banco azul para el Gobierno
Las vicisitudes de los más de dos siglos de historia parlamentaria también han dejado su huella en la sala más significativa del Palacio del Congreso, el Salón de Sesiones o Hemiciclo. Las siete reformas acometidas hasta hoy han ido de la mano de la modernización del Palacio del Congreso y de la evolución del número de diputados presentes en la Cámara Baja.
Así, en la actualidad podemos encontrar elementos representativos “de todas las épocas históricas por las que han ido pasando los asientos de los diputados”, afirma Bertrán de Lis. Estos cambios explican la denominación tradicional que se da a algunos de estos elementos, como el término bancada, que responde a la configuración original del salón de sesiones, y que se sigue utilizando aunque hace tiempo que los bancos dejaron paso a las butacas.
Uno de los cambios más palpables se ve en la disposición de los escaños: en 1850 la Presidencia estaba al mismo nivel que el resto de la sala, en un modelo similar al del Parlamento británico, con menor altura en la grada y las filas de bancos más enfrentadas.
Con el tiempo el lugar dedicado a la Presidencia, la Mesa y la tribuna de oradores se fue elevando. No obstante, salvo en periodos muy concretos como las Cortes Españolas, el Gobierno siempre se ha sentado en el denominado banco azul, primera fila de escaños del Hemiciclo que obtiene su nombre del color de dichos escaños frente al del resto de diputados. Esta posición del Ejecutivo es habitual en los sistemas parlamentarios en los que el Gobierno depende de la confianza de la Cámara y está sometido a su control.
6. El Palacio del Congreso: sede parlamentaria y “espacio museístico”
Como hemos visto, el Congreso de los Diputados es mucho más que su imponente fachada, y visitarlo supone adentrarse en la historia de España. Lo hacemos, ademas, bajo la atenta mirada en la galería del orden del día de los bustos de presidentes de la Cámara, como Sagasta, Cánovas del Castillo o Besteiro, o de destacados políticos de los siglos XIX y XX, como Pi y Margall, Lerroux, Azaña o Suárez, representados en retratos y medallones en el Vestíbulo de la Reina o en el Salón de los Pasos Perdidos.
Este edificio de estilo neoclásico atesora un gran patrimonio artístico y arquitectónico,, con espacios menos conocidos, como su magnífica biblioteca, que albergan retratos, tapices y mobiliario de gran valor histórico.
La condición de sede de la soberanía nacional de este “espacio museístico” dificulta las labores de restauración en determinadas zonas. Por ejemplo, señala Bertrán de Lis, es muy difícil proyectar la restauración de la bóveda del Hemiciclo, ya que el tratamiento de sus pinturas encáusticas requiere de una intervención que exigiría paralizar la actividad de la Cámara Baja por al menos seis meses, lo que es incompatible con los tiempos parlamentarios.
7. El tic tac de la vida parlamentaria
El paso del tiempo, imprescindible en los debates parlamentarios, se marca minuto a minuto en los más de setenta relojes., entre los que destaca, como pieza decorativa del Palacio, el reloj astronómico de Alberto Billeter. El transcurrir de las horas ha dejado su marca en todo este patrimonio artístico, que ha sido además testigo mudo de los momentos más relevantes de nuestro pasado y presente.
Cruzar la puerta de los leones permite por lo tanto conocer uno de los espacios más representativos de la historia de España. Por ello, sus cuadros, lo esculturas, tapices, mobiliario y otras artes decorativas son objeto de un cuidadoso proceso de conservación. Sólo conociendo y preservando nuestro patrimonio podremos preservar para las próximas generaciones estos casi dos siglos de historia.
Muchas de estas curiosidades fueron narradas en un pódcast durante las Jornadas de Puertas Abiertas de 2022, que se organizan en el marco del Día de la Constitución, el 6 de diciembre. Un momento muy especial en el que abrimos la sede de la soberanía a todos los ciudadanos. Quien no pueda acercarse a conocer sin mediaciones las principales salas del Congreso, tambié pueden hacerlo a través de las visitas guiadas, o navegando por la visita virtual.