“Solo veintisiete mujeres, apenas el cinco por ciento del total, formaran parte de las Cortes Constituyentes, veintiuna en el Congreso de los Diputados y seis en el Senado. Y, sin embargo, su presencia y aportaciones fueron mucho más que testimoniales, mucho más que la defensa de la vasta lista de reivindicaciones de las mujeres; se emplearon a fondo para perfeccionar el texto constitucional”
El libro ‘Las mujeres parlamentarias en la Legislatura Constituyente’, editado por las Cortes Generales y el Ministerio de la Presidencia, visibiliza y pone nombre propio a las mujeres que fueron representantes del pueblo español durante el proceso constituyente.
21 diputadas y 6 senadoras a las que, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer, volvemos a recordar, por su contribución en el ámbito político y por lo que su presencia y su trabajo, como el de las mujeres que les han sucedido en el Parlamento, representan para los avances en la integración de la mujer a la vida política y social de nuestro país.
En la sesión constitutiva de la Legislatura Constituyente solo 21 diputadas, apenas un cinco por ciento de los escaños, ocuparon un escaño en el Hemiciclo. Desde entonces han sido 1.568 las mujeres que han asumido la responsabilidad de representar a los ciudadanos en el Congreso de los Diputados. Todas ellas, y las que vendrán, forman parte de nuestra historia. A todas ellas, y a las ciudadanas cuya voz llevan al Parlamento, dedicamos este 8 de marzo.
Infografía:
La Constitución Española también tuvo madres
Tras las elecciones democráticas del 15 de Junio de 1977 en España, se puso punto y final a los arduos años de dictadura franquista. Se abría así un nuevo camino cargado de ilusiones y retos, con la mirada puesta en reconstruir un país regido por la democracia, que tuvo como principal consecuencia la creación de la Constitución de 1978.
En estas elecciones, las mujeres pudieron votar y ser votadas, reconquistando un derecho que se les había arrebatado simplemente por el hecho de ser mujer, y recuperando así el sufragio universal aprobado en la II República, legado de Clara Campoamor, Victoria de Kent y otras tantas mujeres del movimiento feminista que lucharon por el voto femenino en España. Cabe recordar que, tan solo 2 años antes, las mujeres casadas estaban obligabas hasta a pedir autorización al marido para abrir una cuentacorriente, cobrar un sueldo o ir de viaje.
Pero además de ejercer su derecho al voto, también consiguieron participar en la elaboración del texto constitucional y en la reforma de algunos cuerpos legales en un momento crucial, en el que se estaban afrontando reformas y cambios esenciales para el país, pero también para los derechos de las mujeres. Por tanto, parecía obvio que las mujeres, la mitad de la población, tuvieran voz y poder de decisión. No obstante, solo 27 mujeres consiguieron formar parte de las Cortes Constituyentes, lo cual era claro reflejo de la situación social de la época y la discriminación que sufrían.
A pesar de no contar con una amplia representación de mujeres, es incuestionable su gran contribución y labor política en la Legislatura Constituyente. Formaron parte de la mayoría de comisiones y realizaron numerosas intervenciones y enmiendas. También tuvieron un papel crucial en la reforma del Código Penal franquista, que incluía varias medidas relacionadas con las mujeres, como la despenalización del adulterio o de los anticonceptivos. No obstante, solo una de ellas, Teresa Revilla, pudo formar parte de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas, encargada de elaborar la carta magna.
Sus participaciones versaron sobre numerosas cuestiones y asuntos, entre las que destaca la de la diputada Revilla, cuando remarcó la importancia para el feminismo del artículo 14 de la Constitución, a través de un discurso ejemplar, que hablaba ya de medidas como la conciliación laboral, que a día de hoy todavía se siguen peleando:
“Señorías, en este artículo que hemos votado afirmativamente la mujer española adquiere, por fin, la plenitud de derechos. Es verdad que la votación ha sido unánime y sin disidencias, como estaba reclamando nuestra sociedad, pero las mujeres no vamos a dar las gracias por ello. Tampoco vamos a mirar al pasado con amargura o rencor. (…) Ahora buscamos el futuro y en el futuro queremos simplemente poder ser, ser lo que podamos. (…) Para ello necesitamos, además de la igualdad ante la ley, de una sociedad rica en posibilidades de vida y en formas de existencia, una sociedad flexible en sus sistemas de trabajo y de educación, donde no sean incompatibles la maternidad y el trabajo, la vida familiar y la cultura ”
Cabe señalar también otras como la de Marta Mata en defensa de los valores y los pilares de la educación pública; o los planteamientos de la diputada Carlota Bustelo al defender los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres; o la Senadora Landáburu y su reivindicación de la igualdad jurídica de ambos cónyuges durante el matrimonio, entre otras.
Por último, otro de los artículos más controvertidos del debate constitucional fue el 57, en el cual se determinaba que, en la sucesión de la monarquía, tendría prioridad el varón, contradiciendo, por tanto, la igualdad entre mujeres y hombres que había sido declarada en el artículo 14. Durante su votación en la Comisión de Asuntos Constitucionales, el texto fue aprobado con 32 votos a favor y la abstención de Teresa Revilla. Además, este artículo no fue objeto de debate en el Pleno del Congreso y quedó aprobado con 132 votos a favor, 15 en contra y 123 abstenciones. Estas últimas fueron una protesta de las diputadas por este artículo discriminatorio.
Sororidad: Por ellas y por las que vendrán
En 2016, tuvo lugar un encuentro en el Salón Europa con “las constituyentes”, que, como se recoge en el libro, comenzó con la pregunta: “¿qué les llevó a presentarse en política?”. María Dolores Pelayo, abogada, senadora y diputada, contestó: “participé en la política porque creía que era necesario que las mujeres participáramos, era una oportunidad histórica que se nos brindaba”. A grandes rasgos, a pesar de sus distintos signos ideológicos, este era el sentir de todas, que apostaron por dedicarse a la política movidas por el deseo de involucrar a la mujer en la esfera económica, social, política y cultural de su país.
Avanzado el debate, Pelayo también lanzó una interesante reflexión: “¿es posible que aquella labor tan inmensa de la transición se hubiera podido hacer sin nosotras, sin el 50% o más del 50% de la población? Imposible. Había un montón de mujeres, de organizaciones de mujeres, de mujeres que estaban trabajando detrás de nosotras, y yo desde aquí también les quiero rendir un homenaje, porque nosotras somos aquí, digamos, la fotografía, pero detrás de nosotras había un montón de mujeres empujándonos y apoyándonos”. La diputada y senadora hacía referencia aquí a la sororidad, al hecho de que todas las conquistas y derechos solo se han conseguido gracias a la unión entre las mujeres.
De aquellas 21 diputadas, hemos pasado en la actualidad a las 168 que han ocupado escaño en la 14 legislatura. Son muchos los logros alcanzados en materia de igualdad y derechos de la mujer, gracias al movimiento feminista, pero todavía nos queda mucho camino por recorrer. Mantengamos vivo el espíritu y legado de “las constituyentes”, porque ellas abrieron las puertas a las mujeres en la política y el parlamento. Puesto que, como bien puntualiza el libro, recordando las palabras de la exministra Carmen Alborch, las mujeres no llegan a donde están porque sí, sino porque antes hubo otras mujeres que lucharon para que así fuera en el futuro. Por ellas y por las que vendrán.