El 31 de octubre de 1978, con sendas votaciones en el Congreso y en el Senado, se ponía punto y final al trámite parlamentario y se obtenía, por tanto, el texto definitivo de la Constitución que sería sometido a referéndum un mes después, el 6 de diciembre.
A las once y cuarenta y cinco minutos de la mañana, el presidente del Congreso, Fernando Álvarez de Miranda, bajo la atenta mirada de la delegación del Parlamento Europeo y su presidente, Hans August Lücker, desde la tribuna de honor del Hemiciclo, daba inicio a la sesión plenaria encargada de votar el dictamen de la Comisión Mixta sobre el proyecto de la Constitución. En definitiva, el momento en el que los diputados democráticamente elegidos el 15 de julio de 1977 aprobarían definitivamente la Constitución Española.
“Modesta, realista e ilusionada” fueron los tres adjetivos elegidos por el presidente Álvarez de Miranda para definir a una Constitución cuya “falta de esplendor representa un claro testimonio de la honestidad que se ha precedido en su elaboración” y con la que se iniciaba “una etapa cuyo alcanza nos es desconocido, pero cuya significación es, desde este mismo solemne momento, histórica”. Tras su discurso, el presidente dio paso a la lectura del preámbulo de la Constitución por parte del Secretario antes de la votación.
Sería el sí diputado de UCD Antonio Díaz Fuentes el encargado de inaugurar la votación final del dictamen del proyecto de la Constitución. A continuación 344 diputados fueron pronunciando desde su escaño el sentido de su voto. Todos los diputados de Unión de Centro Democrático, excepto Jesús Aizpún, Partido Socialista y Partido Comunista Español votaron afirmativamente de forma unánime, así como todos los miembros de Minoría Catalana menos Heribert Barrera. Por parte de Alianza Popular, de los 16 miembros cinco votaron no y tres se abstuvieron. Uno de los rechazos más sonoros fue el del diputado de Euskadiko Ezkerra Francisco Letamendía, contrarrestado por el firme sí de Dolores Ibarruri.
El resultado final, 326 votos afirmativos, 6 en contra y 14 abstenciones, fue seguido por 63 segundos de atronadores aplausos. Los diputados vascos Letamendía y Arana permanecieron sentados, mientras que entre los 5 miembros de AP rechazaron el texto sí se levantaron aunque sin aplaudir. A continuación, los portavoces de los grupos intervendrían para explicar el sentido de su voto.
Es una Constitución modesta, realista e ilusionada
En su intervención el diputado vasco Xabier Arzalluz explicó las razones que habían llevado a su grupo a abstenerse en la votación final de la Constitución. “Hemos preconizado y preconizamos la abstención porque, por esas razones, no queremos adoptar una actitud que fuera o pudiera parecer agresiva ante esta Constitución, ni negar las posibilidades que encierra ni lo delicado del momento”. Su voto, explicaba el portavoz de PNV, no impide un apoyo al texto una vez promulgado, como pasó en el periodo republicano.
El tema vasco había sido durante todo el proceso constituyente uno de los temas estrella tanto en los debates de Comisión como en Pleno. Arzalluz quiso recalcar que “no es cierto que quisiéramos que el fuero estuviera por encima de la Constitución. Los diputados y senadores del PNV no han puesto en cuestión la unidad del Estado, sino que han defendido una concepción diferente del mismo”. Por lo tanto, el representante de PNV confirmó que su grupo no colaborará “con quienes trabajen en la profundización y asentimiento de la democracia, que es trabajo de todos”. En el camino de regreso de Arzalluz a su escaño, el diputado Letamendía espetó un sonoro “mal, muy mal”, contestado por aplausos al diputado de PNV.
Es una Constitución que se ha basado sobre la generosidad de muchos, porque todos hemos cedido y todos hemos conquistados algo
A continuación, Jordi Pujol recordó los elogios al texto que, en representación de su grupo, Minoría Catalana, había realizado en el Pleno de julio. “Es una Constitución que se ha basado sobre la generosidad de muchos, porque todos hemos cedido y todos hemos conquistados algo, y algo importante; pero hemos cedido, y todos sabemos perfectamente que siempre duele más, se nota más lo que se cede que lo que se consigue”. Pujol hizo especial hincapié en el tema autonómico y en los cambios a los artículos aludidos entre los textos aprobados en Congreso y Senado. “Lo sucedido desde el 21 de julio ha sido como una demostración al revés, que ha subrayado los aspectos positivos del texto inicial, básicamente el mismo –con mejoras que el Senado introdujo y que la Comisión Mixta ha mantenido- que hoy hemos votado”.
Por su parte, el representante de los socialistas catalanes Joan Reventós aludió a la “monarquía democrática, inédita en nuestra tradición constituyente” emanada de la soberanía popular reconocida en la Constitución. Concluyó su intervención afirmando que “con esta Constitución hoy sí, por fin, la guerra ha terminado”.
Manuel Fraga, líder de Alianza Popular, fue el encargado que explicar los votos de grupo, en el que ocho de ellos lo hicieron favorablemente, cinco en contra y dos se abstuvieron. Para ello, compaginó elogios a la futura Constitución con críticas al tratamiento de temas como la familia, la educación, la familia, el sistema electoral y, especialmente, las nacionalidades, “que no son compatibles con la unidad de España”. Pese a ello, matizó, “hemos optado por la vía de la esperanza de que esta pueda ser la Constitución de las dos Españas, de todos los españoles; ni la del inmovilismo ni la de la revancha”.
Hemos optado por la vía de la esperanza que de esta pueda ser la Constitución de las dos Españas; de todos los españoles; ni la de inmovilismo ni la de la revancha»
Carrillo calificó la Constitución como “de reconciliación, válida para todos los españoles, que hace cruz y raya con el pasado y que no cierra el camino a posibles transformaciones”, antes de recordar y homenajear a los “trabajadores, agentes de orden público y militares” víctimas de actos terroristas durante todo el proceso constituyente para recalcar que “no nos apartará de la voluntad de consolidar la democracia ni las metralletas terroristas ni las bombas ni las conspiraciones contra la democracia”. Terminó su intervención haciendo un llamamiento común a trabajar para “solucionar los graves problemas sociales y económicos que tenemos delate si no queremos que esta Constitución se nos deshaga en las manos”.
Haciendo un paralelismo con un alumbramiento, Felipe González apuntó que hay “dolor y alegría. El dolor nos lo producen los liberticidas que quieren acabar con la democracia y la libertad. La alegría nos la produce la misma Constitución porque es algo bueno para todos los españoles”. En su intervención, el líder de los socialistas consideró como positivo la abstención de PNV y Alianza Popular pues es “parte de la aceptación de la Constitución, pese a no estar de acuerdo con ella o intentar reformarla”. Su propio grupo, afirmó, no puede identificarse “absolutamente” con la Constitución, pero “los socialistas la apoyamos sin reservas, desde el artículo primero a la disposición final”.
La Constitución, dijo el líder del PSOE, “tiene un contenido que coincide con la ruptura y con la concordia como superación del pasado, una ruptura no traumática que nadie perseguía, sino como base para la creación de una convivencia democracia”. González terminó deseando que “esta sea la Constitución de todos los españoles durante decenios y decenios de larga vida”.
Uno de los ‘padres de la Constitución’, José Pedro Pérez-Llorca fue el encargado de intervenir en el Pleno por parte de Unión de Centro Democrático. El sí de su grupo amparaba a una Constitución que “delinea los perfiles claros de una sociedad libre, en libertad, de libertad y para las libertades, una sociedad occidental”. El ponente constitucional calificó a la futura Constitución como la de la “concordia” y la del “consenso”, siendo “el ingrediente esencial para consolidar un Estado que tenga legitimidad”. Un consenso que Pérez Llorca ilustró con los versos de Machado: “tu verdad, no, la verdad, / y ven conmigo a buscarla, / la tuya, guárdatela”
La Constitución es el triunfo de la voluntad común de alcanzar una razonable, ordenada y pacífica convivencia de todos los españoles
Por último, Adolfo Suárez tomó la palabra por primera vez en el proceso constitucional. El presidente del Gobierno señaló que la Constitución “demuestra que no hay dos Españas irreconciliables, sino que es el triunfo de la voluntad común de alcanzar una razonable, ordenada y pacífica convivencia de todos los españoles”.
“Esta Constitución es el fruto de la colaboración de todas las fuerzas políticas y sociales, es fuertemente progresiva, de su tiempo, excluye solo las opciones violentas, tiende a asegurar la estabilidad política, garantiza como jamás ha hecho el derecho a la autonomía, articula mecanismos ágiles y eficaces del Gobierno y asocia la responsabilidad a la libertad”, afirmó Suárez.
Para finalizar, el Presidente aprovechó el histórico momento para felicitar “a todos por haber sabido y querido dar respuesta a una necesidad básica de nuestro pueblo la de construir una Constitución con sentido integrador y de futuro, por haber sabido sacrificar posiciones de partido en aras del interés superior de la totalidad del pueblo español” después de pedir “al pueblo español que protagonice el papel que le corresponde en el proceso democrático votando afirmativamente la Constitución que hemos aprobado”.
Media hora antes de que el Congreso se pronunciara sobre el dictamen de la Comisión Mixta, el Senado aprobaba el texto con 226 votos afirmativos, 5 en contra y 8 abstenciones. Entre quienes no se mostraron a favor del dictamen destacan los tres senadores por designación real que eran militares (se abstuvieron los generales Díez Alegría y Salas Larrazábal y en contra votó el almirante Marcial Gamboa). Tampoco fueron favorables al dictamen los senadores Manuel de Irujo, Gregorio Monreal, Federico Zabala, Ignacio Otegui, Ignacio Uría, Rosendo Audet, Fidel Carazo, Luís María Xirinacs, Ramón Bajo y Juan María Bandrés.
El Pleno del Senado comenzaba el debate del dictamen a las 10.25 AM de este último día de octubre. En primer lugar, tomó la palabra el presidente de las Cortes, Antonio Hernández Gil, que también había presidido la Comisión Mixta y que expuso las modificaciones que había añadido el dictamen: “En conjunto no se trata de un proyecto nuevo y distinto, por el limitado alcance de las diferencias entre el Congreso y el Senado y por la naturaleza de la labor realizada por la Comisión Mixta. Podría afirmarse que, habiendo cambios en las palabras y en las expresiones normativas, la estructura de la Constitución subsiste plenamente después de la intervención de la Comisión Mixta”.
Hernández Gil explicó también cuáles habían sido los criterios cuando el texto procedente del Congreso era discrepante con el aprobado en el Pleno del Senado y concluyó que “lo que defiendo no es un proyecto nuevo, es un proyecto procedente de los anteriores, refundidos y unificados”.
Durante su turno de intervención también alabó la superación de las diferencias entre distintas opciones políticas quiso destacar que en su opinión se había logrado una Constitución “políticamente tradicional y socialmente progresista” y que no se trataba de una ley fundamental “rígida, cerrada, sino abierta; no considera terminado el ordenamiento jurídico esencial en ella, sino que aspira a un ordenamiento mejor”.
Tras su intervención, tomaron la palabra los senadores Xirinacs, Bandrés y Monreal para argumentar su posición en contra del dictamen y para hablar a favor, los senadores Martín Retortillo, González Seara y Sainz de Varanda. Las críticas tenían como centro el Estado Autonómico (“es intolerable que a nivel jurídico haya unas Autonomías de primera categoría y otras de segunda”, según Xirinachs) o la parte económica de la Constitución. Los argumentos a favor destacaban que el texto ha recogido las reivindicaciones fundamentales y garantiza las libertades individuales y colectivas, asumiendo que no puede existir una Constitución ideal.
Llegaba el turno de los portavoces de los grupos parlamentarios. En primer lugar, Sánchez Agesta en nombre del Grupo Independiente, y a continuación tomarían la palabra los senadores Federico Zabala (grupo vasco), Carlos Ollero (Agrupación Independiente), Abel Matutes (grupo Mixto), Josep Bonet (Entesa dels Catalans), Villar Arregui (Progresistas y Socialistas Independientes), Francisco Ramos (Grupo Socialista) y Jiménez Blanco (UCD).
Con sendas votaciones en el Congreso y en el Senado se ponía punto y final al trámite parlamentario y se obtenía, por tanto, el texto definitivo de la Constitución que sería sometido a referéndum un mes después, el 6 de diciembre.