La he vinculado a una especie de banda sonora en la que yo me imaginaba a los siete Padres de la Constitución dialogando, todos de diferentes partidos políticos, pero todos buscando ese camino en común, esa finalidad, esa generosidad.
La propuesta: un concierto para la Constitución
Del Congreso de los Diputados me llaman pidiéndome, demandándome el currículum, y una vez que lo envío, pues a la semana siguiente ya se pone en contacto que le envíe una propuesta de concierto, que se conmemora el 40 Aniversario de la Constitución Española y surge todo así, con dos llamadas de teléfono del Congreso de los Diputados. A los quince días ya me dicen carta blanca para hacer pues lo que quieras en torno a la conmemoración del 40 Aniversario.
Muchísima ilusión, muchísimos nervios y la verdad pánico escénico porque era un encargo institucional y nunca me había enfrentado a ese tipo de trabajo, si encargo de festivales, de teatros, de ensembles…, pero un encargo político, nunca. Con lo cual, esa ilusión y ese entusiasmo con el paso del tiempo, a la semana, cuando ya me vi con el papel en blanco se convirtió en miedo y en ansiedad. ¿Qué hacer? Siempre que me encuentro el papel en blanco utilizo el piano para ir buscando estructuras armónicas, puede ser funcional, es decir, armonías que dependen de otro tipo de armonía. Durante el siglo XVIII y XIX son armonías funcionales, las bandas sonoras por ejemplo de películas también son armonías que nos suenan bien al oído.
En este planteamiento, con esta obra, siempre sentada en el piano con un papel pautado, escribiendo primero las estructuras, las melodías con acompañamiento de armonías y ya cuando lo tenía claro cuales iban a ser los enlaces armónicos, me sentaba en el ordenador y con un editor de partitura pues lo iba pasando. De todas maneras, lo tenía ya en mi cabeza, en mi cabeza tenía ese mundo sonoro que quería transmitir con esa base armónica y rítmica.
Del papel en blanco a la obra final
Pues ahí que me pongo con el papel en blanco, yo ya había planteado que fuera la obra sobre los siete Padres de la Constitución y tuve la suerte de una vez que me aceptaron la propuesta, vine a Madrid, me entrevisté y conocí a Jaime Morate, él muy amable me enseñó todo el Congreso de los Diputados y estuvimos en la sala constitucional donde está colgado el cuadro de Hernán Cortés que trata sobre los Padres de la Constitución. Me impresionó porque, aunque son siete personajes, son siete políticos diferentes, el planteamiento es de unidad, pues ese fue uno de los recursos que me llamó la atención y quise hacer una obra para siete solistas y orquesta, y ahí está Carta Magna, inspirándome en los Padres de la Constitución.
El planteamiento es de unidad, y quise hacer una obra para siete solistas y orquesta, y ahí está Carta Magna, inspirándome en los Padres de la Constitución.
Siempre como compositora, mi mundo, me tengo que ir agarrando a otras disciplinas, ya no solo es música, sino en unas disciplinas históricas o unas disciplinas pictóricas como ha sido en este caso que en la pintura han formado parte de mi pensamiento creativo a otras disciplinas humanísticas y también, en esta obra, ya no solo ha sido la historia, la pintura, sino también la reminiscencia del siglo XVI de la polifonía del Siglo de Oro donde me he basado en un tema de Antonio de Cabezón, pero no ha sido la cita tal, no he querido plasmar las melodías de Antonio de Cabezón, sino que ha sido un pequeño guiño a esa época del Renacimiento español.
Una banda sonora para los siete padres de la Constitución
Carta Magna es una obra, no deja de ser un trabajo, empezando por ahí. Pero es una obra institucional, política, me pidieron que fuera con unos determinados parámetros, yo lo he cumplido, pero, a parte, la he vinculado a una especie de banda sonora en la que yo me imaginaba a los siete Padres de la Constitución dialogando todos de diferentes partidos políticos, pero todos buscando ese camino en común, esa finalidad, esa generosidad. Había una base sólida que era los diálogos de los Padres de la Constitución reflejado en los siete solistas, esos siete solistas están sacados del septimino de Beethoven, el Opus veinte en mi bemol mayor, que es para clarinete, corno inglés, trompa, violín, viola, violonchelo y contrabajo.
Yo me imaginaba a los siete Padres de la Constitución dialogando todos de diferentes partidos políticos, pero todos buscando ese camino en común, esa finalidad, esa generosidad.
Esa es la plantilla de los solistas, la plantilla que ha relacionado a los siete Padres de la Constitución y la asamblea general en la orquesta. Esas ansias con acordes, con acordes muy brillantes en tonos mayores con ritmos del folklore, del folklore español que tenemos una riqueza tremenda de música tradicional aquí en España con Tutti, y los solistas constantemente tocando por encima de la asamblea del Tutti, pero son unos sonidos impresionantes donde el auditorio se nos va a venir abajo. Es pura alegría, creo que a todo el público le puede llegar a gustar, puesto que son armonías funcionales, son armonías sencillas para la escucha y es una música muy visual. Seguida que van a ver a los siete solistas, enseguida van a relacionarlo con los Padres de la Constitución. Y como van entre ellos dialogando poco a poco y cómo van formando parte de esa orquesta como parte del pueblo. Creo que es una obra pues muy visual y muy fácil de entender y creo que la acogida puede llegar a ser muy buena. Y eso espero, que haya buena crítica y el público que la disfrute.
Es pura alegría, creo que a todo el público le puede llegar a gustar, puesto que son armonías funcionales, son armonías sencillas para la escucha y es una música muy visual.
La transición y sus miedos
La primera sección quería reflejar esa transición y ese miedo de los cuarenta años que tuvimos de represalia a ese paso de la dictadura. Pero claro, era un paso tal lento, y había muchísimo miedo pues esa es la primera sección. Comienza ese Padre de la Constitución, ese diálogo con el corno inglés, los siete reunidos bajo un mismo pensamiento: el salir de esa dictadura, de ese miedo, de esa opresión y abrir la mente hacia nuevos posibles, hacía un mundo de la democracia. Pues comienza con ese corno inglés, los contrabajos y los chelos haciendo unos sonidos mantenidos y un palo de lluvia que va creando el ambiente de invierno donde me imagino que estaban reunidos los siete bajo un mismo prisma. Entonces, poco a poco van comenzando los instrumentos y aparecen los Siete Padres de los solistas en una conversación y una vez que aparecen los siete, ya comienza la asamblea.
El diálogo
Estos siete Padres de la Constitución ya forman parte de la orquesta, ya forman parte la asamblea, entonces llegamos a diálogo general y viene la segunda sección. La segunda sección me imaginaba que todavía existía ese miedo, ese retroceso al pasado y efectivamente, lo tuvimos en el 23F. Pues la segunda sección comienza otra vez con esos solos de los Padres de la Constitución dialogando poco a poco entre ellos, pero con la cita de la reminiscencia del siglo XVI. Esa vuelta al pasado, porque creo que un pueblo no puede perder su identidad porque pierde su camino.
Vuelta a esos pequeños miedos, pero como siempre termina en un Tutti orquestral, otra vez genial, todo fenomenal y la tercera sección ya es el culmen, los cuarenta años de democracia, de fiesta, de tender la mano hacia la generosidad hacia ese pueblo donde se ha conseguido superar todos esos miedos del pasado y esa tercera sección ya es heroica, es triunfal.