La transición democrática española es uno de esos periodos que se presentan como un regalo para sociólogos como Ramón Adell Argilés, profesor titular de Cambio Social en la Universidad Nacional de Educación a Distancia y experto en movimientos sociales y participación política.
En las elecciones generales del 15 de junio de 1977 Ramón terminaba sus estudios y empezaba una colección de «objetos» electorales, desde programas, carteles, y publicaciones hasta «merchandising», muñecos o juegos. Esta colección iniciada hace 40 años se ha ido completando con material, primero físico y en los últimos años también digital, recopilado en las otras doce convocatorias para elegir el Congreso y el Senado, pero también de comicios europeos, municipales, autonómicos y de citas electorales relevantes de otros países.
Con los objetos de Ramón Adell Argilés y sus conocimientos sobre el contexto social de esas primeras elecciones libres desde la II República nos remontamos a un periodo en el que no sólo las instituciones y los partidos políticos, sino también los propios ciudadanos, la mayoría convocados a las urnas por primera vez, tuvieron que adaptarse a un momento de cuya trascendencia ya todos eran conscientes.
El papel de todos es reseñable en este proceso, un proceso marcado, como todos los momentos de inflexión, por la movilización social, la participación y la implicación de los distintos actores en la conformación del futuro institucional y político del país. Fueron unas elecciones para «aprender» y para crear democracia, pero la democracia, tal y como resalta el propio Argilés, no es una meta alcanzada y olvidada, sino un edificio que se construye a diario, con la aportación de cada uno de nosotros.