Mayo es el mes en el que se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y para celebrarlo recopilamos en el salón de lectura de nuestra Biblioteca una muestra de periódicos del siglo XIX, además de reservar un capítulo de la serie del ‘Libro del Mes’ a una de estas publicaciones.

Los fondos bibliográficos del Congreso conservan publicaciones de muy diversa índole y, entre ellas, una colección de periódicos del último tercio del siglo XIX, como La Flaca, una cabecera que se convertirá en un referente de la prensa satírica y de la caricatura política durante el Sexenio Revolucionario.

El periódico 'La Flaca'

Vamos a conocer un poco más de esta publicación de la mano del jefe del servicio de Difusión de la Biblioteca del Congreso, Iñaki Gómez de Luna.

El contexto: La Flaca nace como semanario gráfico en Barcelona, en 1869. El triunfo de la revolución ‘Gloriosa’ significa el final del reinado de Isabel II y trae consigo la desaparición de la censura previa, que se consagra con la aprobación de la Constitución de 1869. El país vive en apenas seis años no solo convulsos cambios políticos (una monarquía, una república…) sino una eclosión de publicaciones periódicas políticas e informativas, muchas de estilo satírico o caricaturesco.

El formato: Dentro de la prensa del XIX, La Flaca es “pionera en el uso del color en las litografías, marcando el camino para otras publicaciones que nacieron en aquella época”, señala Gómez de Luna. En sus cuatro páginas, incluye artículos firmados bajo pseudónimo y que se combinan con otros contenidos serios e irónicos. Pero si algo diferencia a La Flaca es el recurso a la sátira ilustrada. Su principal ilustrador era Tomás Padró (1840-1877), un artista barcelonés especializado en la caricatura política; de hecho, “sus dibujos se convirtieron en auténticos editoriales”.

“La sátira, que empieza en el siglo XVIII, es la utilización del humor con fines agresivos; se utiliza para atacar las posiciones del otro”.

El contenido. La Flaca , desde su propia portada ironiza con la situación del pueblo español: refleja en su cabecera a una mujer escuálida con laurel y con el escudo, y a un león, también esquelético. “Es una alegoría de la unión de la monarquía y del pueblo, la cual está bajo mínimos”, explica.

Ya desde sus primeros números, las ilustraciones de Padró critican tanto a políticos de todo el espectro ideológico como a la Corona. Según Gómez de Luna, La Flaca, mediante una crítica “anticlerical, antipolítica y antimonárquica”, satiriza a “todos los dirigentes políticos de su época”, incluyendo a los propios republicanos, a los que identifica en sus artículos como “aves carroñeras ante una España moribunda”.

Curiosidades:

  • El nombre de La Flaca se elige en contraposición a La Gorda, otra publicación que aparece en la misma época en Madrid, de vertiente carlista y conservadora.
  • La Flaca fue una de las pioneras en publicar las ilustraciones a doble página. Al inicio, solo se imprimían al final de la página, pero con el tiempo se amplió su espacio a dos.
  • A lo largo de su historia, La Flaca tiene que cambiar de nombre en múltiples ocasiones para burlar la censura y las suspensiones: así la cabecera pasará a llamarse La Madeja Española, La Carcajada, La Risotada o La Risa.
  • Aunque deja de publicarse en 1876, tuvo una gran influencia en otras publicaciones satíricas de finales del siglo XIX como La Mosca y El Loro.

 

Una amplia hemeroteca histórica

La Biblioteca del Congreso, junto a su colección bibliográfica, cuenta también con una importante colección hemerográfica con unas setecientas publicaciones periódicas editadas con anterioridad al siglo XX.

Para conmemorar el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra cada 3 de mayo, la Biblioteca organizó una pequeña exposición donde mostró publicaciones ilustradas extranjeras como The Illustrated London News y L’Illustration Journal Universel y, sobre todo, ejemplares patrios de periódicos satíricos de mediados y finales del siglo XIX.