John Stuart Mill: “A través de la publicidad, los ciudadanos pueden ver proyectadas sus propias opiniones en las intervenciones de los representantes parlamentarios”
El espíritu del parlamentarismo está íntimamente ligado al principio de publicidad, inherente al concepto de democracia representativa, y así se ha reflejado en nuestra Constitución, que en su artículo 80 establece que las sesiones plenarias serán públicas.
Las tribunas reservadas para acceso de los ciudadanos al Hemiciclo, las publicaciones oficiales, la presencia de la prensa a las sesiones y la difusión de la señal institucional de televisión son herramientas que garantizan el principio de publicidad parlamentaria
Si en los albores del parlamentarismo, la publicidad se hacía efectiva con el acceso de los ciudadanos a las tribunas de público, hoy también se garantiza gracias a la señal institucional de televisión que nos permite “asistir” a las todas las sesiones… Paralelamente, las publicaciones oficiales también materializan este principio y en especial el Diario de Sesiones que recoge de forma íntegra, fiel e imparcial todas las intervenciones y sucesos que tienen lugar en las reuniones del Pleno, de las comisiones y de la Diputación Permanente.
Así, el Diario de Sesiones es una herramienta esencial para cumplir con el principio de publicidad parlamentaria, es una fuente de consulta de primera mano y un testigo documental del devenir de la historia española.
Un documento que nace en las Cortes de Cádiz
El primer Reglamento de las Cortes, de 1813, ya hace referencia a un Diario de Sesiones: «Habrá un establecimiento llamado redacción del diario de las discusiones y actas de las Cortes’. Pero, ¿cuándo y cómo surge este documento? Hay que remontarse al inicio de las Cortes de Cádiz, en 1810. En los primeros meses, los secretarios de la Cámara elaboran unas actas en las que recogen de forma sucinta los temas debatidos y los acuerdos adoptados. Al mismo tiempo, las decenas de periódicos que nacen al albur de la libertad de prensa decretada por las propias Cortes, publican un relato que refleja la ideología y posición política del narrador.
Como ejemplo de ello, el periódico El Conciso del 16 de octubre de 1810 narra de forma parcial el mensaje que transmite el diputado Antonio Oliveros, mientras que las actas parlamentarias se limitan a hacer una breve exposición de su intervención. Ante situaciones como esta, los diputados José Mejía Lequerica y Antonio Capmany, entre otros, lamentan la poca fidelidad con el que algunos periódicos tratan los asuntos de la Cámara y plantean que haya un Periódico de las Cortes.
Gloria Canencia, jefa del Departamento de Redacción del Diario de Sesiones, nos relata que «el primer diario se publicó el 16 de diciembre de 1810″, el día previo, como resumen de la sesión se publicó una sola hoja, mientras que al día siguiente ya se publica «el verdadero primer diario de sesiones, con todas las intervenciones de los diputados.
La taquigrafía, para no perder detalle
Para recoger y plasmar íntegras todas las discusiones y debates parlamentarios se recurre desde un principio a un sistema de escritura rápida, la taquigrafía, que permite transcribir el discurso a la velocidad que es pronunciado, así como anotar todo aquello que acontecía en la prensa. Fue Miguel Cuff el pionero de este cuerpo en las Cortes gaditanas, una profesión a la que han pertenecido escritores como Hartzenbusch y Antonio Ferrer del Río o Charles Dickens en el Parlamento británico. Como dato curioso, Clara Campoamor, protagonista de uno de los diarios de sesiones más consultados de nuestra historia, el de aquel debate parlamentario sobre el derecho al voto de la mujer, también quiso ser taquígrafa en las Cortes, muestra, en palabras de Canencia, de la importancia de la taquigrafía como «salida profesional para las mujeres».
Un fiel testigo para conocer nuestra historia
Dos siglos de transcripción íntegra de los debates han convertido al Diario de Sesiones en una fuente esencial para el conocimiento de nuestra historia. Así, por ejemplo, gracias al análisis de este documento podemos saber por ejemplo: que el 18 de marzo de 1812, una vez aprobada «La Pepa», los diputados y gaditanos vivieron con júbilo aquella sesión de aprobación de nuestro primer texto constitucional; cómo los cañonazos de la guerra llegaron a las puertas del Palacio del Congreso un 14 de julio de 1856; la extensa duración de la sesión del 29 de octubre de 1904 que se prolongó más de 54 horas hasta el 31 de octubre de 1904; los discursos pronunciados el 27 de diciembre de 1978 durante la sesión de sanción y promulgación de la Constitución de 1978; o cómo se desarrolló la ceremonia de proclamación como Rey de España de Felipe VI de Borbón, el 19 de junio de 2014. En definitiva, un testimonio fehaciente de todo lo ocurrido intramuros del Congreso desde 1810 hasta hoy.
¿Cómo se elabora el Diario de Sesiones?
El Diario de Sesiones deja testimonio de todo lo que acontece durante las sesiones parlamentarias públicas. Cuando se redacta, su objetivo es ayudar a entender lo que se dice y cómo se dice. Pero, ¿cómo es su proceso de elaboración? Como explica Canencia: «los taquígrafos y estenotipistas del cuerpo base entran en sala durante diez minutos y hacen una primera versión de todo lo que se ha hablado en las sesiones. Hacen todas las correcciones gramaticales, el cotejo de datos… Luego el grupo de los redactores, que están en sala una media hora para tener una visión más global de lo que ha sucedido, revisan el trabajo y terminan de darle forma»
Transformar un discurso oral en escrito es una tarea compleja. Por un lado, se realizan las adaptaciones necesarias para integrar y dar coherencia a cada una de las intervenciones y, por otro, se hacen las correcciones gramaticales oportunas. Aunque eso no es todo, también los «aplausos», «rumores», las palabras pronunciadas fuera de micro o la hora de inicio y de fin de cada sesión quedan reflejadas en este documento. Con ello «el lector tendrá una verdadera información de todo el debate».
La tecnología al servicio de la publicidad parlamentaria
Como se ha visto, la taquigrafía tomada a mano dio paso a la introducción de las máquinas de estenotipia. Hoy, gracias a las tecnologías de la información y la comunicación, los sistemas de grabación y reproducción de audio y vídeo y los buscadores de internet ha facilitado el proceso de elaboración del Diario de Sesiones. «Antes teníamos que ir a la biblioteca o teníamos aquí cantidad de enciclopedias específicas para consultar y ahora también utilizamos todas las tecnologías que hay a nuestro alcance», lo que permite «ahorrar tiempos de trabajo».
Además, una vez elaborado, el objetivo es que el diario llegue se distribuya de la forma más rápida, fácil y accesible, cumpliendo una vez más así con el principio de publicidad. Así. desde septiembre de 2012, este documento se publica únicamente en edición digital y está disponible para toda la ciudadanía a través de la web del Congreso de los Diputados.
«Todas las sesiones de Pleno están publicadas en la web con la edición digital, de manera que todo el mundo que quiera lo puede consultar. También es de destacar que absolutamente todas las sesiones se publican como Diario de Sesiones y eso sucede en España y en algún otro parlamento solamente. Y eso es algo de lo que los diputados y la Administración parlamentaria debemos sentirnos muy orgullosos», detalla la jefa del Diario de Sesiones.
En definitiva, el Diario de Sesiones no es una mera transcripción de lo que se ha dicho en sede parlamentaria, sino un documento oficial, neutral que transmite una realidad íntegra. Se ha ido adaptando a los nuevos sistemas de comunicación y a las posibilidades que la tecnología ha aportado para su redacción y su difusión. ¡Luz y taquígrafos! Esta popular expresión -tantas veces utilizada en los discursos parlamentarios y pronunciada por históricos representantes políticos como José Canalejas o Antonio Maura- escenifica el principio de publicidad, que más de dos siglos después sigue teniendo su fiel e imparcial reflejo en cada uno de los Diarios de Sesiones.