Unos cuatrocientos libros y doscientos artículos de revista de los fondos bibliográficos del Congreso de los Diputados versan sobre temas y asuntos objeto de estudio del movimiento feminista, “una cifra nada desdeñable”, en palabras del jefe de la Biblioteca de la Cámara Baja, Javier Plaza.
Con motivo del 8M, Día Internacional de la Mujer, la sala de lectura de la biblioteca ha acogido una muestra bibliográfica que a través de cuarenta títulos de destacadas autoras como Mary Wollstonecraft y Emilia Pardo Bazán recorre las cuatro olas del movimiento. El término “ola” en el marco de la ciencia política se puede referir a la agrupación temporal de procesos en los que se producen cambios en los sistemas políticos, como son por ejemplo las olas democratizadoras de Samuel Huntington.
Los estudios actuales sobre feminismo hablan de tres grandes olas del movimiento feminista a la que se une una cuarta, sobre la que no hay consenso, que comenzaría ya en el siglo XXI. Vamos a recorrerlas, de la mano de Javier Plaza, a través de algunos de sus textos y autoras más emblemáticas.
Como antecedentes, la muestra se ha remontado al final de la baja Edad Media, concretamente al siglo XIV, cuando la filósofa y poeta francesa Christine de Pizan, “una de las mujeres adelantadas a su época”, redactó uno de los libros precursores del feminismo, La ciudad de las damas, “en el que seguramente por primera vez se reconocía la igualdad entre hombres y mujeres”.
Debemos adelantarnos cuatro siglos para ver nacer la considerada primera ola, con el feminismo ilustrado, de origen barroco, que abarca desde el siglo XVIII, hasta la revolución francesa, que convertirá a los súbditos en ciudadanos y, luego también, en ciudadanas. De esta larga época, se puede destacar la obra de la escritora y dramaturga francesa Olympe de Gouges, quien siguiendo la estela de la fundamental Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, escribió dos años más tarde la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, con la que intentaba ampliar a las mujeres el marco de derechos reconocidos por la Revolución a los hombres.
También de esta primera ola destaca el papel del movimiento feminista en el Reino Unido donde la filósofa Mary Wollstonecraft fue precursora, en su mítica obra Vindicación de los derechos de la mujer, de 1792, de la reivindicación de la educación para las mujeres como un medio para conseguir la igualdad y la libertad del ser humano.

Christine de Pizan

Olimpe de Gouges

Mary Wollstonecraft
La segunda ola, que abarca desde mediados del siglo XIX, con la Convención de Seneca Falls, y se prolonga hasta la II Guerra Mundial, es paralela a los procesos de instauración de los movimientos liberales y democratizadores que han dado lugar a nuestras modernas democracias. No es de extrañar, por tanto, que esta segunda ola fusione los movimientos de liberación de la mujer con el movimiento sufragista que exigía el reconocimiento del derecho de voto para las mujeres y su conversión en ciudadanas de pleno derecho. Este movimiento, que tiene carácter internacional, consiguió que las democracias poco a poco fueran reconociendo el sufragio femenino, desde Nueva Zelanda en 1893 hasta Suiza en 1971, los Estados democráticos incorporaron a la mujer a la vida política. España, de la mano de Clara Campoamor, autoría de El voto femenino y yo. Mi pecado mortal, lo hizo en 1931, cuando se reconoce en la Constitución de la II República el derecho de voto de la mujer en España.
De esta época, la muestra destaca, dentro de ese movimiento feminista que tiene ya carácter global, la figura de Eleanor Roosevelt, -primera dama de Estados Unidos y primera delegada ante Naciones Unidas de su país- que en 1945 fue protagonista de la redacción y lectura la Carta abierta a las mujeres del mundo, un manifiesto en pro de los derechos de la mujer con exigencia de universalidad. También como presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU participó en la Declaración de Derechos Humanos de 1948.
De esta ola, y ya en el ámbito nacional, la muestra destaca dos autoras, por una parte a la escritora Emilia Pardo Bazán, con obras como Algo de feminismo y otros escritos combativos o Modernidad, feminismo y crisis de entre siglos que tuvo un papel protagonista en la edición de colecciones sobre feminismo y la mujer muy vinculados a la lucha por los derechos liberales como el derecho del voto o el derecho a la educación para las mujeres. También se muestran algunas obras, como La mujer ante las Cortes Constituyentes de Margarita Nelken, periodista y diputada en la legislatura constituyente de la II República.



“Nos embarcamos en una tercera ola a partir de los 60 del siglo pasado”, expone Plaza. De esta etapa destacan grandes pensadoras y activistas, algunas de las cuales pivotan entre la anterior ola y esta. Es el caso de Simone de Beauvoir, intelectual francesa que cuyo libro más conocido El segundo sexo, afirma que “no se nace mujer, se llega a serlo”, sosteniendo que el género es una construcción social y cultural y que los roles de género no tienen fundamento biológico. Otras figuras como Judith Butler en obras como ¿Quién teme al género? definen nuevas formas de ver a la sociedad y a las personas al plantear visiones como el no reconocimiento del concepto binario de género.
La recopilación de ejemplares y obras concluye con un recorrido por la cuarta ola, que como se ha señalado, comienza en torno a 2010 y “no está reconocida por la totalidad del movimiento feminista”, explica. Dentro de las obras de esta ola, uno de los principales supuestos es la existencia de una violencia estructural en la sociedad.



