“Nosotros moldeamos nuestros edificios y después ellos nos moldean”

Estas palabras fueron pronunciadas por el premier británico Winston Churchill sobre la reconstrucción de la Cámara de los Comunes, que sufrió graves daños tras el bombardeo de 1941. En su discurso defendió la conveniencia de reconstruirla fielmente, porque estaba convencido de que la forma de la sala estaba imbricada con el sistema bipartidista, esencia de la democracia parlamentaria británica.

¿Puede, pues, la arquitectura parlamentaria influir en la esencia del debate? ¿Condiciona la forma de la sala y la disposición de sus elementos el diálogo político? No es fácil responder a esta pregunta, pero sí analizar los dos grandes modelos arquitectónicos que se han consolidado en la mayoría de Los parlamentos modernos occidentales: el semicircular o hemiciclo y el rectangular de bancadas enfrentadas.

Dos modelos que hunden sus raíces en la Antigua Grecia y Roma, que encuentran sus antecedentes más próximos en el Parlamento británico y en la Asamblea de la Revolución Francesa y que se reflejaron en nuestros ejemplos patrios: el Hemiciclo del Congreso y el Antiguo Salón de Sesiones del Senado.

Comenzaremos, por lo tanto, haciendo un recorrido histórico por los antecedentes de los dos modelos arquitectónicos más extendidos para el salón de sesiones, de Atenas y Roma hasta su regreso en el Londres y París de los siglos XVII y XVIII. Luego nos preguntaremos si la disposición espacial tiene incidencia en factores prácticos como la acústica o la teatralización del discurso. Y terminaremos nuestro repaso con una vuelta al mundo por diferentes parlamentos, hasta aterrizar en nuestro país en el que veremos las sedes del Congreso y del Senado, así como los parlamentos autonómicos.

De Grecia y Roma a Inglaterra y Francia

Hemiciclo y planta basilical nacen en el mundo grecorromano. En la democracia ateniense, expresa Heródoto, la asamblea o Ekklesía toma las decisiones. En ella participan todos los ciudadanos, conjunto que se reducía a los hombres adultos libres. Luego se constituye la Boulé o Consejo de los 500, por el número de miembros que lo compone. El primer edificio que lo alberga tiene planta cuadrada y en su interior se disponen bancos corridos en forma de PI (π). La construcción de una nueva sede introduce una trasformación sustancial: el hemiciclo, la planta del teatro griego, con forma de OMEGA (Ω).

Por su parte, durante la República de Roma se configuran sus instituciones básicas de gobierno  y, entre ellas, adquiere protagonismo el Senado. La reunión de los senadores se celebraba en la Curia. La Curia Julia se alza en el foro romano, donde hoy se puede observar una restauración que data de 1930. Su disposición rectangular alberga dos hileras de bancos opuestos divididos por un pasillo central que otorga simetría a la sala. Esta configuración responde a razones prácticas de funcionamiento de la institución. En el momento de la votación, los senadores se trasladaban a un lado u otro para mostrar su apoyo o rechazo al asunto debatido.

Con el fin del Imperio Romano y el nacimiento de las monarquías feudales, luego absolutistas, el pueblo se aleja del poder y por lo tanto los órganos de representación, las Cortes, no se albergan en edificios construidos ex profeso para este fin.

Y es en el tránsito del Estado absoluto al Estado liberal y democrático cuando los ciudadanos recuperaron representatividad en la escena política. La creación de un espacio permanente para el debate político se corresponde con la aparición del Estado Constitucional, primero en Gran Bretaña en el siglo XVII y luego con las revoluciones liberales de finales del XVIII en Estados Unidos y Francia, recuperando los modelos arquitectónicos grecorromanos: Inglaterra la planta rectangular de bancos enfrentados y Francia, el hemiciclo.

En Inglaterra, la Revolución Gloriosa de 1688 significa la consolidación de la monarquía parlamentaria y con ella de un nuevo espacio parlamentario. Así, las Cortes medievales inglesas se ordenaban siguiendo el modelo típico en el que los estamentos privilegiados -clero y nobleza- se sientan a ambos lados del monarca y frente a él, los representantes de las ciudades.

El Parlamento británico moderno evoluciona hacia un sistema bicameral donde la Cámara de los Comunes representa al pueblo y la Cámara de los Lores, a nobleza y clero, residenciadas las dos cámaras en el Palacio de Westminster.

Ambas se articulan sobre el modelo de planta rectangular de bancos enfrentados en el que los miembros de los dos partidos políticos -hoy tories y laboristas- ocupan sus escaños a un lado u otro del speaker. Además, no hay asientos suficientes para todos los Miembros del Parlamento. Unas características que se han mantenido en las sendas reconstrucciones acometidas tras el incendio de 1834 y el bombardeo de 1941.

Por su parte, en Francia, cuando en 1789, los diputados del Tercer Estado se autoproclaman Asamblea Nacional, buscando un espacio digno en el que celebrar sus debates en un proceso itinerante en que se recorrieron todo París. En primer lugar se reúnen en la Sala des Menus Plaisirs del Palacio de Versalles, donde ya se venían celebrando los Estados Generales. Por su escasa visibilidad y la mala acústica se plantea reformarlo para incluir un anfiteatro.

Luego, la Asamblea se traslada al Palacio de las Tullerías y tras unos primeros debates poco satisfactorios en la Sala del Manège, que presentaba una forma rectangular alargada, las reuniones pasan a celebrarse en la Sala des Machines, que disponía de un anfiteatro. Y, más tarde, cuando la Asamblea Nacional se asienta ya en lo que será su sede definitiva, el Palais Bourbon, se diseña un salón de sesiones con forma de hemiciclo.

De izquierda a derecha, el Bouletérion de Priene (en la actual Turquía) con forma de PI, una reconstrucción infográfica de la Curia Julia, la Cámara de los Comunes del Parlamento británico y un detalle del Salón de Sesiones del Paláis Bourbon, donde se reúne la Asamblea Nacional francesa

 

¿Influye el espacio en el debate parlamentario?

Los dos modelos arquitectónicos más extendidos en los parlamentos actuales van a influir en la dialéctica y dinámica parlamentaria. Por ejemplo, la disposición semicircular del hemiciclo favorece la acústica, facilita el trabajo por grupos parlamentarios -desde una concepción multipartidista de la política- y la palabra se toma desde la tribuna de oradores, lo que fomenta una mayor teatralización del discurso, que se dirige a un auditorio desde la escena.

Por su parte, el modelo rectangular supone la separación física de la sala, lo que favorece el debate cara a cara, al mediar poco espacio entre bancadas, y la agilidad en los debates, al tomar la palabra desde el propio escaño. Si bien, tanto desde el punto de vista visual como acústico, tiene sus limitaciones ya que el orador está de espaldas a, prácticamente, la mitad de la Cámara. Este modelo de salón de sesiones también facilita la articulación y separación física de los dos grupos parlamentarios presentes en los sistemas bipartidistas.

Una vuelta al mundo

El siglo XIX fue el de la expansión del sistema de democracia liberal que, tanto en su versión presidencialista como parlamentaria, tiene como eje central el Parlamento, sede de la representación del pueblo. También fue el siglo de la construcción de muchos de las nuevas sedes parlamentarias que, en su práctica totalidad, optaron por uno de los dos modelos de salón de sesiones.

Por un lado, el salón rectangular de herencia británica, adoptado, por ejemplo, por el parlamento canadiense, y claramente inspirado en Westminster. Y por otro, el hemiciclo, con diversas variantes, ampliamente extendido por todo el mundo y que encontramos en países de nuestro entorno como Portugal, Italia o Alemania, y con claros ejemplos también más allá de Europa, como el caso de Estados Unidos.

Canadá: el Parlamento canadiense, que sigue la tradición inglesa de planta rectangular, se ubica en Parliament Hill, en Ontario. Desde 2019 la Cámara de los Comunes se reúne en el edificio oeste mientras se realizan reformas en su sede habitual. Las sesiones se celebran en el patio central, que fue cubierto por un techo de vidrio. Con la reubicación se aumentó el número de escaños para dar asiento a todos los diputados, ampliando la cifra del salón anterior, donde no había asientos suficientes.

Portugal: la Asamblea de la República de Portugal se reúne en una sala semicircular en el Palácio de São Bento. En 1833 el edificio se acondiciona como Palácio das Cortes. La actual Sala de Sesiones es de 1903, tras la destrucción de la primera por un incendio. Los diputados se sientan en un hemiciclo con pupitres de roble. Detrás de la tribuna de la Presidencia se sitúa una estatua que representa la República.

Italia: lo mismo ocurre con la Cámara de Diputados italiana. que se alberga en Montecitorio. Aunque la historia del palacio se remonta al siglo XVII, el hemiciclo fue diseñado a comienzos del XX. La sala está embellecida con madera de encina. Decoran el aula un panel de bronce dedicado a la dinastía de los Saboya y un friso sobre la historia del pueblo italiano.

Alemania: El Bundestag o cámara baja tiene su sede en el antiguo edificio del Reichstag, reformado en la década de los noventa en un ejercicio de síntesis entre tradición y modernidad. Destaca especialmente su cúpula, obra de Norman Foster y símbolo de la transparencia del parlamento alemán. Justo debajo se encuentra el hemiciclo donde los diputados celebran las sesiones plenarias.

Estados Unidos:  El Congreso de los Estados Unidos -compuesto por la Cámara de Representantes y el Senado- se residencia en el Capitolio. En 1857 se inaugura el salón actual donde se reúne la Cámara de Representantes. Sus miembros se acomodan en filas de asientos colocados en semicírculo sobre plataformas escalonadas. Realzan la estancia las columnas de mármol negro que flanquean al Speaker y el águila de la vidriera del lucernario.

De las Cortes de Cádiz a Madrid. Las sedes parlamentarias en España

En sus más de dos siglos de historia, desde las Cortes de Cádiz y hasta nuestros días, las Cortes se han residenciado en hasta ocho espacios diferentes hasta su llegada a las actuales sedes parlamentarias: la Carrera de San Jerónimo y la Plaza de la Marina Española. Las ubicaciones históricas comparten todas una característica: eran teatros o edificios religiosos que ya contaban con un amplio espacio para albergara las reuniones de diputados y senadores.

En Cádiz entre 1810 y 1814 se reunieron en el salón del Teatro Cómico de la Isla de León, en el Oratorio de San Felipe Neri, con una planta ovalada, y en el Convento de los Carmelitas Descalzos, nuevamente en la Isla de León, actual ciudad de San Fernando. Con el traslado a Madrid en 1814 se reunieron de forma provisional en el Teatro de los Caños del Peral, situado frente al Palacio Real, hasta el acondicionamiento del Convento de Doña María de Aragón, una amplia iglesia de planta elíptica del siglo XVI, que volvió a ser sede durante el Trienio Liberal (1820-1823).

Al final de dicho periodo y en su huida del ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis se reunieron en la Iglesia de San Hermenegildo, en Sevilla, en la que se coloca un escaño para la presidencia y sus propios bancos servirían como escaños.

Con la promulgación del Estatuto Real en 1834 se instituye por primera vez el bicameralismo en España, reuniéndose el Estamento de Próceres en el Salón de Embajadores del Casón del Buen Retiro hasta su definitivo traslado al Palacio del Senado (en el antiguo Convenio de Doña María de Aragón). El Estamento de Procuradores celebraba sus sesiones en el Convento del Espíritu Santo, un edificio que presentaba graves deficiencias consecuencia del incendio que había sufrió en 1823.

En 1841 se decide construir un edificio de nueva planta en el antiguo solar del Convento del Espíritu Santo como sede parlamentaria del Congreso de los Diputados. En los siete años que duraron las obras, el Teatro Real acogió de manera previsional las sesiones de la cámara baja.

Así, finalmente, en 1850 se inaugura el Palacio de las Cortes, sede definitiva del Congreso de los Diputados, en la Carrera de San Jerónimo de Madrid. Un edificio de estilo neoclásico proyectado por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer.

Las sedes definitivas del Congreso y del Senado mantienen la tradición en las formas de sus salones de sesiones. Si bien en el Congreso se optó por un Hemiciclo, el antiguo salón de sesiones de la Cámara Alta recuerda más al modelo rectangular de bancadas enfrentadas -hoy acoge la sesión constitutiva de cada legislatura. En todo caso, con la ampliación de la sede del Senado en las últimas décadas se doto de un salón moderno a su Pleno, que sí tiene forma de hemiciclo abierto.

Los parlamentos autonómicos

Si bien el Poder Legislativo es ostentado por las Cortes Generales: Congreso y Senado. La Constitución de 1978 introdujo en su artículo segundo el Estado autonómico y las comunidades autónomas se dotaron de asambleas, cortes y parlamentos con competencia para aprobar leyes en el marco de sus competencias.L

La mayoría de las comunidades autonómicas albergaron sus asambleas, cortes o parlamentos en edificios históricos: antiguos hospitales, como en Andalucía o Cantabria; centros de enseñanza, como en el País Vasco o Galicia; palacios, como en Aragón o en la Comunidad Valenciana; o conventos, como en La Rioja o Castilla-La Mancha. Las Cortes de Castilla y León y la Asamblea de Madrid se ubican en edificios de nueva construcción. Singulares son los casos de Ceuta y Melilla, cuyas sedes fueron diseñadas en la primera mitad del siglo XX como Ayuntamientos y que hoy albergan la sede autonómica.

Para el salón de sesiones, el modelo que más se repite es el semicircular, ya sea el clásico hemiciclo, como puede observarse en el parlamento balear, en el parlamento catalán, en la Asamblea Regional de Murcia o en la Junta General del Principado de Asturias; o con algunas variaciones como en los casos de la Asamblea de Extremadura con un arco más suave o el Parlamento de Navarra, donde casi se cierra en círculo completo. Por el otro lado se encuentra el salón de sesiones de las Cortes de Castilla La-Mancha y de la Asamblea de Melilla, en los que se aprecia claramente el modelo de bancos enfrentados. A medio camino entre estos dos arquetipos podemos situar los ejemplos de Andalucía, Aragón, Canarias o Ceuta, donde los rasgos estructurales de ambos se funden.

La información de este post ha sido obtenida de las ponencias reunidas en el catálogo elaborado con motivo de la exposición ‘Arquitecturas para el diálogo. Los espacios del Parlamento’ editado por las Corts Valencianes en 2001.