La Biblioteca del Congreso es uno de los lugares más singulares de la Cámara.  Entre sus paredes podemos encontrar más de 550.000 referencias conformando un fondo lleno de historias, ejemplares con personalidad única y tesoros por descubrir que pueden pasar desapercibidos entre la cotidianeidad de la vida parlamentaria sobre el que ya hablamos en Fuera de Agenda. Hoy, Día de las Bibliotecas, os proponemos un recorrido visual por este espacio con dos imágenes separadas por más de 100 años a través de este Ayer y Hoy.

La primera instantánea, de 1911, es del fotógrafo José Lacoste y Borde; mientras que la segunda es actual. Una de las diferencias más destacables, como se puede apreciar, es la iluminación, las lámparas y la disposición de las mismas.

Las mesas y la sillería se mantienen en la actualidad, y son las encargadas por Luis Friginal a la casa Tixier de París en 1890. Sin embargo, a las sillas se han añadido cojines de cuero removibles a fin de paliar la altura de la mesa central. Por otro lado, los sillones laterales se sustituyeron por otros construidos por Álvaro Caballero en 1935.

También son nuevos los apliques de luz, que ahora responden al diseño imperio. Además, las tulipas de metal verde que se aprecian en la primera imagen, iluminando la mesa central, se han sustituido por luminarias de bronce en las dos mesas laterales. Por último, la alfombra se encuentra en depósito en la Real Fábrica de Tapices

Como explica Mercedes Herrero de Padura, Archivera-Bibliotecaria de las Cortes Generales, lo relevante en la evolución de este espacio es que, a  medida que crecían los fondos documentales del Congreso, se fueron habilitando nuevos espacios para su depósito y consulta. Así, en los años siguientes a la inauguración de la Biblioteca, se construyeron en la planta primera nuevos locales hasta que, finalmente, las salas destinadas a este espacio se unieron verticalmente mediante la  apertura  de  un  óvalo  en  el  forjado  intermedio,  conformando  un  único  espacio, tal como ha llegado a nuestros días.