Pocas instituciones tienen la expresión “luz y taquígrafos” tan presente en su día a día como el Parlamento. De hecho, si visualizamos el Hemiciclo del Congreso, nos damos cuenta de que la mesa de taquígrafos, con su característica lámpara, ocupa el centro de este espacio. La luz y los taquígrafos están, físicamente, en el centro del Parlamento.

Pero la publicidad parlamentaria no es un concepto estático. Su evolución, junto con la evolución de la propia institución, ha abierto la puerta a nuevas realidades como a la transparencia y, más recientemente, al conocido como Parlamento Abierto, que incorpora también los principios de participación, rendición de cuentas e integridad.

Miguel Ángel Gonzalo, interlocutor institucional para las políticas de Parlamento Abierto del Congreso de los Diputados, explica cómo estos elementos “son un camino necesario para restablecer la legitimidad de las instituciones, que ya la tienen de origen, pero que se fortalecen a través de un mejor conocimiento de lo que sucede en el Parlamento”.

“Cuando hablamos de Parlamento Abierto hablamos de la extensión de una forma de abordar las políticas públicas que tiene su origen en un concepto denominado Gobierno Abierto, que es anterior a la definición del Parlamento Abierto”, señala.

El Gobierno Abierto como primer paso

El concepto de Gobierno Abierto tiene su origen a finales del siglo XX como “una forma de gestión de las políticas públicas que intenta promover una mayor eficacia en la gestión de lo público a través de tres principios esenciales: transparencia, participación y rendición de cuentas”. “La idea es que podemos mejorar la forma de gestionar los servicios públicos si abrimos la información a la ciudadanía”, remarca Gonzalo, que profundiza en su reflexión al indicar que “un mejor conocimiento de los datos sobre la gestión de las políticas públicas puede animar a la participación de la ciudadanía y a su involucración en la gestión de lo público. Esas aportaciones a través de la participación mejoran la capacidad de gestionar mejor servicios públicos”.

Y al unir la participación con la transparencia llegamos al tercer concepto del Gobierno Abierto, la rendición de cuentas, “es decir, la forma en la que los gobiernos se presentan a la ciudadanía para exponer el resultado de sus gestiones”. “Tradicionalmente, la rendición de cuentas en el sistema liberal del s. XIX se realizaba a través de las elecciones, y el concepto de Gobierno Abierto viene a señalar que esta rendición de cuentas es más habitual, más cotidiana y que se realiza, sobre todo, a través de la creación de unos indicadores de gestión basados en la transparencia y en los datos”.

En definitiva, como insiste el propio Gonzalo, “la idea es que el mejor conocimiento, a través de la apertura de datos, puede reforzar la confianza en las instituciones. La participación de la ciudadanía en esa gestión de lo público puede mejorar las instituciones de la democracia representativa”.

El papel del Parlamento

Pero, como ya hemos apuntado, la institución parlamentaria no ha sido ajena a esta realidad. Después de una primera fase en la que el papel del Parlamento “se ciñe a la presentación de los planes de Gobierno Abierto que elabora el Ejecutivo”, la Open Government Partnership entiende “que no puede haber una transparencia efectiva, no puede haber una participación efectiva, sin involucrar al resto de las instituciones que forman parte del entramado institucional, como es el propio Parlamento”.

“El Parlamento, es, esencialmente, la institución más transparente de la historia de las instituciones. Pero eso no quiere decir que la propia evolución del Parlamento no haya llevado a una mayor demanda de la ciudadanía de conocer más y mejor qué se hace dentro del Parlamento y, sobre todo, qué hacen los parlamentarios”, insiste Gonzalo.

Esta particularidad del Parlamento ha llevado a que se desarrolle un cuarto eje, el de integridad: “La ciudadanía podrá pensar que sus representantes son íntegros en la medida que conocen cuáles son sus sueldos, cuáles son su régimen económico, cuál es su régimen de protección social, cuál es su actividad, cuál es su dedicación, cuáles son las iniciativas que han presentado… Y, en ese sentido, tendrán una posibilidad más clara de ejercer un control, si así lo quieren hacer, sobre la propia actividad” de las Cámaras.

Hacia un Parlamento Abierto

Para Miguel Ángel Gonzalo, un buen punto de partida para comenzar a implementar políticas de Parlamento Abierto es organizar los datos parlamentarios: “No es posible una política de transparencia sin la apertura de datos accesibles, estructurados, usables, reutilizables…”. Sin ello, el acceso de la ciudadanía a la información parlamentaria sería mucho más complejo. “Aquí estamos hablando de un concepto que se ha incorporado también muy recientemente, que es el concepto del derecho a entender”.

“No basta solo con que los datos estén organizados o disponibles, sino que esos datos sean comprensibles por la parte de la ciudadanía”, remarca Gonzalo.

“Cuando tenemos unos datos estructurados en una página web o en un portal de datos abiertos, es posible habilitar la participación. Es decir, cuando conseguimos que la ciudadanía tenga acceso de forma comprensible a los datos sobre el funcionamiento del Parlamento (cuál es el presupuesto, cuáles son las declaraciones de actividades o de bienes de los diputados y diputadas), entonces, es posible invitarles a procesos de participación, como ha ocurrido en el Congreso recientemente”.

Por ello, la transparencia y la participación se vuelven elementos fundamentales para permitir una rendición de cuentas efectiva: “Sin transparencia y sin participación es imposible una rendición de cuentas efectiva de los parlamentarios porque los electores no tendrán elementos suficientes para valorar, aparte de lo que puedan hacer las campañas electorales”.

“La actividad y la actuación real de los diputados y las diputadas en el Congreso, por ejemplo, es mucho mayor de lo que se suele conocer de forma habitual”, incide Gonzalo, que pone el foco en toda la información que se puede difundir para reforzar la confianza en el Parlamento y, en general, en el conjunto de instituciones.

Reforzar la confianza

En definitiva, a través de la transparencia, la participación, la rendición de cuentas y de la integridad avanzamos hacia el fin último del Parlamento Abierto, que es reforzar la confianza en las instituciones, “porque de confianza es de lo que estamos hablando en este momento”.

“No se trata de sustituir las instituciones representativas sino de todo lo contrario. Se trata de fortalecer el papel esencial que juegan las instituciones democráticas representativas en el s. XXI”.

Gonzalo considera que las instituciones de Gobierno Abierto no son una antítesis a las democracias liberales («a las democracias representativas»), sino que pretenden reforzar los propios mecanismos de estas. Y las políticas de Gobierno Abierto y de Parlamento Abierto buscan ese objetivo a través de una mayor apertura de los datos de gestión, de una mayor participación de la ciudadanía y de un esfuerzo por explicar a la ciudadanía cómo se realizan esas políticas públicas.

“¿Las políticas de Parlamento Abierto son una solución a los problemas que tiene el parlamentarismo? No, pero son parte de la solución. Son un camino necesario para restablecer la legitimidad de las instituciones, que ya la tienen de origen, pero que es necesario fortalecer a través de un mejor conocimiento de lo hacen los diputados en el Parlamento y también de lo que hacemos las personas que trabajamos dentro del servicio público parlamentario”, concluye.

I Plan de Parlamento Abierto del Congreso de los Diputados

El 18 de marzo de 2025, la Mesa del Congreso aprobó el I Plan de Parlamento Abierto del Congreso de los Diputados. Un plan que aborda a lo largo de sus cuatro ejes, la transparencia y el acceso a la información, la participación, la integridad, la rendición de cuentas y la sensibilización y la formación en este ámbito.

Miguel Ángel Gonzalo, como interlocutor institucional para las políticas de Parlamento Abierto del Congreso de los Diputados, explica que este plan “recorre un camino ya iniciado en otras legislaturas, por otras Mesas de la Cámara, para reforzar la transparencia, la participación y la rendición de cuentas”. Por ello, remarca que “no es un plan que surja de cero, sino que se nutre de iniciativas ya aprobadas en anteriores legislaturas como pueden ser las normas de adaptación a la ley de transparencia, la publicidad de las declaraciones de bienes e intereses y actividades de los diputados, o la aprobación del código ético”.

“Es un plan que tiene un carácter institucional y que pretende ir más allá de los pasos que se han dado ya en temas de transparencia, participación y rendición de cuentas”.

El documento surge, por tanto, de un encargo de la Mesa del Congreso a la Secretaría General de la Cámara. “Y en todo proceso de planificación siempre hay un elemento de consulta. Los grupos parlamentarios también fueron invitados a presentar sus propuestas, y, además, realizamos una consulta ciudadana bastante pionera, en la cual recibimos centenares de propuestas interesantes y que fueron incorporadas al plan en la medida de lo posible”, nos explica Gonzalo.

Cuatro ejes estratégicos

El I Plan tiene cuatro ejes estratégicos, que son el eje de la transparencia y acceso a la información, el eje de participación, el eje de integridad y el eje de formación y sensibilización.

“El primero de los ejes, el de transparencia, es el que va a tener más peso porque es el que nos va a dar el pie a que todos los demás elementos estén sustentados en un acceso a la información más eficaz”.

“En este sentido, vamos a revisar la accesibilidad y la usabilidad de la página web de la Cámara para mejorar la capacidad que tiene la ciudadanía de entender los procesos parlamentarios: incorporaremos documentación parlamentaria hasta ahora disponible solamente en la intranet del Congreso y elaboraremos una norma de acceso a la documentación parlamentaria”.

Gonzalo destaca también como elemento importante de este eje el refuerzo del lenguaje claro: “Solicitaremos a la RAE el acceso, como miembros, a la red panhispánica del lenguaje claro. El lenguaje claro forma parte de un concepto mucho más amplio que es el derecho a entender”.

También incide, dentro de la transparencia, en “lo que hemos denominado la huella legislativa. La huella legislativa permite tener una trazabilidad de todas las aportaciones que ha seguido una iniciativa legislativa, desde su presentación en la Cámara hasta su aprobación”.

En conexión con esto, en el eje de integridad, el documento propone la regulación de los grupos de interés. “La regulación de los grupos de interés es un elemento que estará sujeto al acuerdo parlamentario. Pero, sin duda, es una iniciativa que completará el acceso al proceso de elaboración de las propias normas”, remarca.

En el eje de participación, el I Plan contempla que el modelo de acceso de la ciudadanía a los procesos de participación ciudadana se realice en el seno de la Comisión para la Auditoría de la Calidad Democrática, “que se ha comprometido a celebrar una serie de comparecencias de expertos y expertas a lo largo de este año”. También, dentro del eje de integridad, “trabajaremos todo lo que tiene que ver con la agenda del parlamentario para favorecer un mejor conocimiento de las actividades y el quehacer cotidiano de los parlamentarios”.

Al referirse al último de los ejes, de sensibilización y formación, Gonzalo lo define como “esencial”. “Es un refuerzo a todos los anteriores, y ahí se desarrollarán una serie de actuaciones de formación para los diputados, personal que trabaja en la Cámara, medios de comunicación”. “Intentaremos, a través de distintos talleres, herramientas comunicativas, materiales didácticos… presentar de la forma más clara posible cuál es el funcionamiento del Parlamento”.

Por último, Gonzalo explica un proyecto integrado en este cuarto eje: el Parlamento Educativo. “Es la manera en la que el Parlamento puede dirigirse a la sociedad (población infantil, juventud, personas adultas) a través de materiales didácticos y de acciones de formación que permitan a todos estos colectivos un mejor conocimiento del funcionamiento del Parlamento y de la actividad de los diputados y diputadas”.

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