En la primera mitad del siglo XIX, en los albores del Estado liberal en España, se decide dotar al Parlamento de un espacio permanente de reunión y poner fin a las mudanzas coyunturales de sede que desde las primeras Cortes de Cádiz habían sido frecuentes.
El proyecto del nuevo Palacio en la Carrera de San Jerónimo de Madrid es elegido mediante un concurso, que gana la propuesta del arquitecto Narciso Pascual y Colomer. En 1843 se inician unas obras que se prolongarán hasta 1850 y el 31 de octubre de ese año, la Reina Isabel II inaugurará el Palacio del Congreso, sede ininterrumpida del Parlamento español desde entonces.
La forma semicircular del Hemiciclo es de inspiración francesa, frente al modelo de sala rectangular y bancadas enfrentadas, propia del Parlamento británico
En el edificio, de planta rectangular, destaca como espacio más significativo el Hemiciclo o Salón de Sesiones. Significativo porque alberga la reunión del Pleno, pero también desde una perspectiva física, ya que representa la séptima parte del espacio total del Palacio.
La forma semicircular que le da nombre responde al modelo, de inspiración francesa, presente en la mayoría de los parlamentos europeos, frente al modelo de sala rectangular y bancadas enfrentadas, propia de la Cámara de los Comunes británica.
Una aproximación a este emblemático lugar, eje central de la historia contemporánea española, abarca perspectivas varias: la definición del espacio y sus elementos estructurales, su uso como sede del principal órgano parlamentario -el Pleno-, y como conjunto decorativo y monumental.
El espacio parlamentario
Como ya se ha señalado, el Hemiciclo es un salón semicircular con más de 14 metros de altura, que alberga espacio suficiente para la reunión de todos los diputados. En él se diferencian varias zonas:
En la cabecera del Hemiciclo, paralela a la Galería del Orden del Día y presidiendo el Salón de Sesiones, se ubican los escaños reservados a la Mesa del Congreso, órgano rector de la Cámara compuesto por la Presidencia del Congreso, por cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios.
Bajo la Presidencia y formando parte del conjunto de la cabecera, se encuentra la tribuna de oradores. Y justo delante, en el centro del Salón, la mesa destinada a las taquígrafas (este cuerpo, que es tan antiguo como las propias Cortes, es el encargado de recoger fielmente todo lo que acontece en las reuniones parlamentarias y con ello se elabora el Diario de Sesiones.
El propio arco parlamentario donde se ubican los diputados. En la grada se alinean escaños de dos colores. Unos rojos destinados a los diputados y otros azules, reservados al Gobierno.
El espacio dedicado a los diputados está preparado para albergar el máximo de diputados que pueden componer el Congreso según la Constitución. El artículo 68 fija una horquilla de entre 300 y 400 diputados y es la Ley Orgánica de Régimen Electoral General donde se establece los 350 diputados que configuran la Cámara Baja en la actualidad.
Los diputados se sientan en el escaño que tienen asignado y se agrupan por zonas según el grupo parlamentario al que están adscritos. Cuando participan en los debates, pueden acercarse a la tribuna de oradores o tomar la palabra desde su escaño.
La primera fila de escaños del hemiciclo, la de color azul y más próxima a la tribuna de oradores, queda reservada a los miembros del Ejecutivo, sean estos diputados o no, ya que conviene recordar que cualquier ciudadano, sin necesidad de tener acta parlamentaria, puede ser miembro del Gobierno.
Se ubican siguiendo el orden de precedencias. A la cabeza de la bancada azul, a izquierda o derecha de la Presidencia de la Cámara según el color del Ejecutivo, se sienta el presidente del Gobierno. A continuación el o los vicepresidentes, si los hay, en su orden. Y finalmente el resto de ministros, en un orden marcado por la antigüedad del Ministerio.
Por encima de los escaños y sustentada por columnas se ubican las tribunas de público: la de honor, la diplomática, la de invitados y la de prensa. La prensa gráfica se coloca en dos tribunas a ambos extremos de los graderíos de escaños, inmediatas a las puertas de acceso desde la Galería del Orden del Día.
Los diputados se sientan en los escaños de color rojo y los miembros del Gobierno en los de color azul
El Salón de Sesiones está rematado por una bóveda curva situada a casi 14 metros de altura, sostenida por un armazón de hierro y madera y con un lucernario en forma de abanico con vidriera emplomada que permite la ventilación y el paso de luz natural.
Con más de 170 años de historia, hoy conserva intactas su estructura y decoración originales, pero como espacio vivo también se ha adaptado a los tiempos y los avances técnicos y tecnológicos, como la llegada de la electricidad, del audiovisual y de las tecnologías de la información y la comunicación, que se han integrado sutilmente en el Salón de Sesiones, manteniendo y respetando su diseño decimonónico.
Punto central de la vida parlamentaria
Y si bien los modernos parlamentos funcionan a través de una pluralidad de órganos reducidos y especializados que ejercen competencias concretas -la Mesa, la Junta de Portavoces, las Comisiones o la Diputación Permanente son ejemplos claros-, la reunión de todos los diputados en Pleno sigue siendo el órgano parlamentario central.
Por ello, en el ejercicio de todas las funciones principales del Parlamento el Hemiciclo, como sede del órgano plenario, alberga debates esenciales. En la función legislativa: la toma en consideración y los debates de totalidad, la aprobación definitiva de las leyes orgánicas, la reforma constitucional y los estatutos de autonomía deben debatirse en Pleno.
La función presupuestaria también se ejerce en este espacio, el primer y último debate sobre las cuentas del Estado se celebran en Pleno. Y en la función de control, cada miércoles el Gobierno responde a las preguntas e interpelaciones de los diputados en la sesión de control.
Una función simbólica
Cuando se proyecta la construcción de un nuevo edificio para la sede parlamentaria no solo se decide dotar de una arquitectura concreta al Palacio sino también se define un programa artístico que cumple una función decorativa y, sobre todo, simbólica. Así, los elementos pictóricos, escultóricos y ornamentales se dotan de un significado concreto.
El elemento decorativo más relevante, quizá de todo el Palacio, es el conjunto pictórico que decora la bóveda, obra de Carlos Luis de Ribera. Representa momentos de la historia de la legislación española: la época grecorromana, el periodo godo, la legislación del Reino de Aragón y la época de la Restauración.
Remata la bóveda, en su centro, una pintura circular con la figura de la reina Isabel II sentada, como alegoría de España, rodeada de personalidades de la historia de nuestro país: El Cid, Cristóbal Colón, Luis Vives, Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Velázquez, Jovellanos o Saavedra Fajardo.
El paramento frontal, donde se sitúan los escaños de la Mesa del Congreso y la tribuna de oradores, acoge las esculturas de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos, el escudo de España bajo dosel y en los laterales dos grandes cuadros de pintura de historia: María de Molina presentando a su hijo a las Cortes de Valladolid de 1295 y el Juramento de las Cortes de Cádiz en 1810.
El primero es obra de Antonio Gisbert, que entronca con el parlamento medieval, representa a una Reina antes las Cortes. El segundo, de José Casado del Alisal, reconstruye el momento fundador del parlamentarismo moderno, la jura por parte de los primeros diputados el 24 de septiembre de 1810 en la Isla de León (actual San Fernando).
Cada uno de los detalles ornamentales del Palacio y por lo tanto también del Hemiciclo, como se ha señalado, están dotados de significado, ya que la estancia cumple una función práctica, albergar la reunión del Pleno de la Cámara Baja y las sesiones conjuntas del Congreso y del Senado, y también simbólica como el lugar de reunión de la soberanía popular representada en los diputados.
Este espacio parlamentario es, por todo ello, mucho más que un conjunto arquitectónico y decorativo de primer nivel, es el eje de la vida política española.